Julio González – Coordinador Centro de Formación Mugica
En la Argentina, ante la llegada de la pandemia del Coronavirus y el cierre de las aulas, las Instituciones educativas de la Argentina respondieron de inmediato, pero con reacciones diferentes.
La necesidad de “virtualizar” la educación, obligó a docentes y alumnos a un cambio de estructuras que nadie esperaba. Esto le cabe también a las Universidades que también tuvieron que adaptarse a la nueva forma de dar y recibir contenidos pedagógicos.
Y como siempre pasa… No todo es igual para todos y todas.
En la Educación privada, quizás para justificar el cobro de cuotas y dejar conforme a la clientela, de manera virtual siguieron casi de inmediato con el dictado de clases. Algunas Escuelas públicas se demoran en la implementación de educación a distancia tal vez, por falta de pericia ante la tecnología y lo difícil que es cambiar para algunos docentes, que prefieren esperar que termine la epidemia. Distinto es lo que pasa en las Escuelas rurales y barriales que primero tuvieron que ocuparse del reparto de viandas de comida ante el cierre no solo de las aulas, sino también de los comedores escolares.
Como vemos las respuestas son diferentes y responden a las distintas realidades sociales. Los que tienen entrenamiento en la educación online, que por lo general son los sectores económicamente mejor acomodados, tienen ventaja con respecto al resto, lo que muestra de manera más cruda una gran desigualdad educativa.
Esta pandemia además, está desnudando un montón de otras desigualdades. Quién tiene internet y quién no. Quien tiene dispositivos y quién no. Quien tiene a quien preguntarle y quién no. Quién tiene un lugar adecuado y quién no. Quien tiene recursos y quién no.
Para destacar, la actitud de la mayoría de los docentes, que se cargaron al hombro la enseñanza y se esfuerzan por aprender a usar recursos virtuales, amigarse con celulares inteligentes, usar redes sociales y ponerse al frente de un aula remota y casi imaginaria e impensada hace algunos años.
Mientras el ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta, aseguró hace pocos días que estudiaban la posibilidad de que las clases volvieran pasado el receso invernal –aunque enfatizó que sin certeza alguna–, por otro lado se multiplicaron los contenidos en plataformas oficiales y privadas, en la televisión pública, en los medios de comunicación y por distintas vías.
En una radio comunitaria como lo es la Ranchada de Córdoba tenemos algunos ejemplos de como combatir estas desigualdades.
El contacto pedagógico que se mantiene con los alumnos privados de la libertad, a través del micro programa diario “La Escuela al aire”, que producen los docentes de los Cenma Bournichón y 215, Escuelas que funcionan dentro del complejo carcelario de Bower.
El micro “Irradiando Saberes” que realizan Docentes de la comunidad del Barrio Ciudad de los Cuartetos, que también se puede ver en You Tube, pero los alumnos no cuentan todos con acceso a internet, y la radio subsana esta dificultad.
Al fin y al cabo, la Educación a distancia por pandemia es algo tan exclusivo y que depende de tantas condiciones materiales y no materiales que puede suponer un problema para muchos y una solución para pocos.