A 53 años de Stonewall, nos seguimos preguntando cómo celebrarlo dicho día, en un mundo contradictorio, individualista, plasmado de lógicas patriarcales, donde reina el “yo tengo LA razón”. Si nos manejamos dentro de esa lógica muchachos y muchachas, estamos perdidos, como humanidad.
Les cuento, que en el origen del concepto Orgullo residía la promesa de redención de una culpa imaginaria, creada por el régimen heterosexual, impuesto por la iglesia y el estado ¿Quién nos dice cómo y a quién tenemos que amar? Nosotras, nosotros y nosotres politizamos nuestra diferencia, “en el origen de nuestra lucha está el deseo de todas las libertades”.
El pasado abraza el presente y los dos suspenden el retrato del dolor, porque nosotras, nosotros y nosotres nos preguntamos qué mundo buscamos construir, sobre qué suelo común vamos a refundar un nuevo orden simbólico.
Nuestra respuesta gira en torno al antirracismo, la necesidad de amor, de un mundo más afectivo y del rechazo a las injusticias capitalistas. ¿“Los normales”? ¡Que sean otros! Utopía redentora de vivos y de muertos, que fue una esperanza por la que todavía se espera hoy, en un mundo cada día más inhabitable.
Por Camila Barey.