Ana Campoli, referente del Centro barrial Madre de la Esquina de barrio Suárez, destaca el alarmante incremento del consumo problemático, especialmente con la aparición de la pipa, y la creciente demanda de sus dispositivos comunitarios frente a la retirada del Estado y la restricción de servicios. El espacio, que forma parte de la Familia Grande Hogar de Cristo, celebrará sus nueve años de construcción comunitaria y acompañamiento territorial este 12 de julio.

El abordaje territorial del consumo problemático se ha vuelto indispensable en las comunidades, especialmente en los barrios populares, donde dispositivos como el Centro Barrial Madre La Esquina se convierten en un punto de tratamiento más rápido a la problemática. Ana Campoli subraya que, en el último año y medio, tras la pandemia, han observado un grave aumento en el consumo y uso de la pipa, lo que conlleva una adicción más intensa y un mayor deterioro.
A pesar de este escenario, el Centro Barrial Madre La Esquina ha logrado consolidar su gran proceso comunitario a lo largo de sus nueve años de existencia. Lo que comenzó con tres voluntarias compartiendo mate y criollos en una esquina, hoy cuenta con un centro barrial ambulatorio y preventivo, un espacio deportivo, casitas convivenciales para personas en proceso de recuperación en el barrio, y una granja en Los Molinos.
La comunidad se ha sumado a este esfuerzo, acercándose para consultas, acompañamiento o para formar parte del dispositivo, el cual es visto como un espacio familiar en el que se comparte la vida». Se ha forjado un sendero colectivo, basado en la cercanía, presencia y vínculo, donde el dispositivo y la comunidad se acompañan mutuamente.
Campoli enfatiza que el consumo problemático atraviesa a toda la sociedad, sin embargo, en situaciones de mayor vulnerabilidad, donde el centro elige estar, el abordaje se torna mucho más complejo debido a la multiplicidad de factores. Para ellos, la visión de lo que emerge de la problemática es lo que se muestra, pero la persona está atravesada por la pobreza, la malnutrición, la falta de acceso a la salud y la educación, lo que hace que el consumo sea la parte más dolorosa y visible, pero no es lo más doloroso esas persona.
Un factor que agrava la situación es el abandono del Estado Nacional en los territorios, lo que ha generado un avance de otras realidades muy dolorosas y ha incrementado la demanda en los dispositivos comunitarios, a menudo obligando al cierre de otros espacios comunitarios.
A pesar de esta dificultad, el Centro barrial Madre de la Esquina, junto con otras organizaciones como Viento Libertad, Hogares de Cristo y el Movimiento Fuente, sigue articulando esfuerzos a través de la Mesa Territorial de Adicciones, que cumple 7 años. Esta red es fundamental, ya que, como afirman, nadie puede abordar esta complejidad de forma aislada.
El próximo sábado 12 de julio, el Centro barrial celebrará sus nueve años de vida en barrio Suárez con una misa, locro y artistas invitados, en un festejo comunitario que busca celebrar la vida y la recuperación en comunidad. Escuchá la entrevista completa con Ana Campoli acá:
