Gobierno de Javier Milei privatiza Cine.Ar: impacto en la industria audiovisual argentina

La medida, que busca un ahorro fiscal de 330 mil dólares anuales, genera preocupación en el sector audiovisual por la pérdida de una de las principales pantallas para el cine nacional.
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En una decisión que marca un nuevo capítulo en la política de achicamiento del Estado impulsada por Javier Milei, el Gobierno nacional confirmó la privatización de Cine.Ar, el canal especializado en producciones audiovisuales argentinas, y de Cine.Ar Play, la plataforma gratuita que aloja miles de películas, series y cortometrajes nacionales disponibles para el público. El anuncio se produjo apenas días después de que la Cámara de Diputados frenara una serie de decretos presidenciales que desfinanciaban organismos nacionales, un revés legislativo que el oficialismo intentó dejar atrás con esta nueva medida.

La privatización fue oficializada este jueves a través de un breve mensaje difundido en las redes sociales del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). Según el comunicado, el traspaso permitirá un ahorro anual estimado en 330.000 dólares, cifra que, según el Gobierno, dejará de salir del bolsillo de los contribuyentes. De ese monto, 175.000 dólares corresponden a salarios y 155.000 dólares a gastos operativos. La administración libertaria presentó la decisión como un paso hacia la “eficiencia” y la “libertad económica”, en línea con el discurso oficial que acompaña otras privatizaciones y recortes en áreas culturales y científicas.

La medida no tomó por sorpresa al sector. Semanas atrás, el Ejecutivo había dispuesto que Cine.Ar, Cine.Ar Play y Cine.Ar Estrenos pasaran de la órbita del INCAA a la Secretaría de Comunicación y Medios, a cargo del vocero presidencial Manuel Adorni. Ese movimiento administrativo fue interpretado como un anticipo de la privatización que ahora se concreta. Sin embargo, el comunicado oficial no brindó precisiones sobre aspectos centrales como el destino del archivo histórico del canal, la preservación del catálogo audiovisual que hoy integra Cine.Ar Play ni la situación laboral de los trabajadores que dependen de la señal.

Cine.Ar se consolidó en los últimos años como una de las principales ventanas de difusión del cine argentino. Su grilla incluye estrenos, ciclos temáticos y programación dedicada a directores y géneros nacionales. La plataforma Cine.Ar Play, por su parte, es uno de los pocos espacios digitales gratuitos que ofrece contenido argentino en alta calidad, accesible tanto desde Argentina como desde el exterior, contribuyendo a la internacionalización de producciones locales. La desaparición o privatización de estos servicios representa para el sector audiovisual una pérdida estratégica en términos de visibilidad y acceso a públicos masivos.

Diversos referentes de la industria cinematográfica y audiovisual ya manifestaron su preocupación por el impacto de la medida. Para productores, directores y técnicos, el cierre o traspaso a manos privadas de estos espacios podría reducir drásticamente las oportunidades de exhibición, dificultar la llegada de obras independientes a la audiencia y afectar la preservación del patrimonio audiovisual del país. A esto se suma el temor por posibles despidos, ya que no se conoce el plan de absorción o continuidad laboral para quienes trabajan en Cine.Ar y Cine.Ar Play.

La decisión se enmarca en una política más amplia del Gobierno de Milei, que desde el inicio de su gestión impulsa recortes y privatizaciones como parte de su programa de ajuste fiscal. En materia cultural, estas medidas han alcanzado a instituciones y programas que, para gran parte de la comunidad artística, resultan vitales para la promoción y el sostenimiento de las expresiones culturales argentinas. En este contexto, la privatización de Cine.Ar no solo implica un cambio de gestión, sino un replanteo sobre el rol del Estado en la promoción y protección de la producción audiovisual nacional.

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