En una nueva entrega de la columna Aula Abierta, el espacio de reflexión sobre educación en La Despensa de Radio Comunitaria La Ranchada, se abrió un debate en torno a las transformaciones posibles dentro del aula. La propuesta estuvo a cargo de Cristina Vitale, coordinadora de Wunjo, junto a la colaboradora Utz Gregorchuk.
En la apertura, Vitale retomó la inquietud planteada en el programa anterior sobre si es una utopía pensar en propuestas educacionales distintas dentro del sistema actual. “Yo no creo que sea una utopía, creo que es cuestión de ponernos a dialogar”, señaló, y presentó los cuatro pilares que sostiene el sistema PESTA (hoy transformado en PILD): comunicación con las familias, geografía áulica, la asamblea y el conocimiento sincrónico.
Sobre el primer punto, la coordinadora remarcó que “no podemos trabajar con niños y niñas desconociendo sus familias de origen”. Para Vitale, es fundamental superar la histórica tensión entre escuela y familia: “No es la familia contra la escuela ni la escuela contra la familia. Esas viejas luchas no sirven para nada”.
En cuanto a la geografía del aula, la especialista explicó que se trata de “quitarle el eje central al pizarrón” y replantear la disposición espacial. “Me encanta dejar de mirar todos la nuca del otro compañero y que el pizarrón o el escritorio del docente no sean el centro magnético de la mirada”, dijo. En ese sentido, describió un modelo en el que los materiales estén al alcance de las infancias, promoviendo la autonomía.
Este enfoque, conocido como Espacios Preparados, busca sostener en la primaria lo que suele estar presente en el nivel inicial: rincones accesibles, mobiliario móvil y zonas de investigación. “Es algo loco que en el preescolar haya rincones preparados y que desaparezcan cuando empieza la lectoescritura, cuando justamente es ahí donde más se necesita creatividad”, sostuvo.
El tercer pilar es la asamblea, entendida como un espacio central para la pedagogía transversal entre pares. “Cada niño investiga y luego en asamblea narra y participa de la inclusión pedagógica. La pedagogía no es de arriba hacia abajo, sino transversal, sobre todo”, explicó Vitale.
El último eje es el del conocimiento sincrónico, inspirado en experiencias de arteterapia. Allí se busca evitar la fragmentación de las disciplinas y promover interrelaciones. “El trasfondo ideológico de lo sincrónico es ver cómo un niño que empieza a aprender el mundo lo hace como una gesta total, no lo separa en áreas. Eso se produce artificialmente después”, argumentó.
Vitale recordó experiencias recientes de seminarios pedagógicos en los que docentes se mostraron interesados, aunque también preocupados por la falta de tiempo y de espacios dignos para generar estas articulaciones. “Nos contaban que les pedían juntarse en los recreos o pasillos, pero eso no es un lugar digno para trabajar una sincronía”, criticó.

Más adelante, la educadora se refirió a su visita al Programa de Investigación del León Dormido (PILD), en Ecuador, un programa de investigación educativa que promueve la libre exploración. Allí se organizan espacios de estructuración didáctica, zonas de experimentación con sustancias y áreas de arte. “Ellos lo que nos dicen es: ustedes incorporen las herramientas que necesiten, luego nos pasan las investigaciones. Eso es lo maravilloso del PILD, que no se cierra a una estructura de ortodoxias”, relató.
En ese marco, Vitale destacó la importancia de confiar en los impulsos individuales de cada niño y niña. “No todos quieren aprender a leer y escribir al mismo tiempo, ni a sumar o restar al mismo tiempo. Los detonantes son subjetivos e individuales. Nosotros, como coordinadores, tenemos que sincronizarlos”, explicó.
Al hablar de la currícula, señaló que en lugar de seguir un orden lineal, se trabaja de forma espiralada, acompañando los intereses de cada etapa. Puso como ejemplo cómo un grupo de estudiantes llegó a investigar guerras nacionales y mundiales a partir de una situación cotidiana vinculada a un conflicto familiar. “En realidad llegaron naturalmente, porque así pensamos los humanos, de lo micro a lo macro”, reflexionó.
Finalmente, la columna cerró con un llamado a atender las nuevas subjetividades que atraviesan a las infancias y juventudes. “Es un momento de tremenda movilidad. Si no la tomamos en las aulas e intentamos congelar algo que está naturalmente en movimiento, los niños dejan de preguntar. Y cuando dejan de preguntar, dejan de aprender”, advirtió Vitale.
La próxima edición de Aula Abierta, anunciaron, abordará en profundidad el tema de la sincronía, en diálogo con las transformaciones actuales del sistema educativo y los desafíos de quienes coordinan espacios de enseñanza.
Escuchá la columna completa con Cristina Vitale y Utz Gregorchuk acá: