En un nuevo capítulo del segmento «No hay plata», charlamos sobre la organización de las comunidades entorno a las ferias barriales y populares para buscar el sustento diario. La Municipalidad de Córdoba acompaña esta modalidad mediante el programa «Paseos Populares», que busca dignificar a los feriantes y fomentar la economía popular.
Las ferias populares se han convertido en una de las prácticas más comunes dentro de la economía informal y popular en Córdoba, proliferando en lugares cotidianos como vías de tren, playones deportivos, y puertas de casas. Para ordenar y acompañar este fenómeno, la Municipalidad de Córdoba implementó el programa Paseos Populares en 2020.
El programa busca tanto generar inclusión y recreación como ofrecer una línea de apoyo a los emprendedores. Este apoyo incluye capacitaciones y, en algunos casos, dotación de infraestructura como gazebos y manteles. Entre las ferias históricas o notables de la ciudad se mencionan la del CPC de Argüello, la del Parque de las Naciones, la de Villa El Libertador (considerada pionera), y la del IPV de Argüello, conocida popularmente como «El shopping de Argüello».
Soledad Bustamante, referente de la Asociación Civil Ivana y del Movimiento Carlos Mugica, quien colabora como servidora urbana y coordinadora de ferias desde fines de 2020, destacó el impacto positivo de la política pública. Según Bustamante, el programa ha logrado que muchos feriantes sean dignificados, teniendo sus propios espacios y un mejor reconocimiento.
Los Paseos Populares han trascendido la función de simple mercado, ya que la gente los visita como un paseo, haciendo encuentros familiares y mateadas, y comprando productos hechos por las familias (desde repostería y ropa, hasta artesanías). Un ejemplo notable es la feria de San Vicente, en la Plaza del Mercado, que opera los domingos bajo la coordinación municipal, conviviendo con la feria franca y con un horario establecido de 8 a 14 horas.
A pesar de estos esfuerzos de organización y trabajo, la situación económica actual se ha tornado muy difícil, Bustamante reporta que ha recaído un montón el tema de cómo estaban las ferias, observándose que hoy en día la gente prefiere mil veces tener dinero para un plato de comida antes que gastarlo en artículos no esenciales como plantas o perfumes. Los feriantes se están reinventando, adecuándose a los cambios al enfocarse en la moda circular (ropa usada en buenas condiciones) y tratando de conseguir cajas de importación de ropa de segunda mano.
Asu vez, los sectores más vulnerables de la feria, como los adultos mayores o las personas con discapacidad, encuentran grandes dificultades al no poder acceder o entender la tecnología necesaria (internet, aplicaciones) para buscar precios más baratos y comercializar de manera efectiva. Este contexto obliga a los trabajadores de la economía popular a amoldarse, redoblando la apuesta con sus habilidades y aprendiendo a comercializar y conseguir materiales a menor costo por internet, un desafío constante para quienes se autogestionan. «Las ferias siguen siendo la forma principal de comercializar que tienen muchos vecinos y vecinas para buscar el mango» cierra Soledad Bustamante.