El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a referirse a la Argentina con un mensaje que combinó promesas de apoyo y una descripción lapidaria. Durante el vuelo en el avión presidencial, reveló que su administración analiza volver a importar carne vacuna argentina, pero su anuncio vino envuelto en una serie de frases que generaron fuerte repercusión: “Argentina está luchando por su vida. No tienen dinero, no tienen nada, están tratando de sobrevivir. Si puedo ayudarlos a mantenerse en pie, lo haré. Me gusta el presidente de Argentina, creo que intenta hacer lo mejor posible”, afirmó.
Trump insistió varias veces en su diagnóstico pesimista: “Están muriendo, ¿entienden? Están muriendo”, remarcó, dejando en claro su mirada sobre la crisis económica que atraviesa el país.
El líder republicano también hizo referencia al paquete de asistencia financiera de 40.000 millones de dólares que impulsa su gobierno para la Argentina, y lo vinculó a las tensiones comerciales con China: “Si llevan la cuenta: nosotros salvamos a la Argentina con 40.000 millones, ellos le venden soja a China, nuestros agricultores no ganan nada y se funden por las políticas arancelarias”, expresó, evidenciando las disputas internas en Estados Unidos por el costo político de ese apoyo.
La posible reapertura del mercado estadounidense a la carne argentina, cerrado durante años por motivos sanitarios y comerciales, podría significar un alivio importante para el sector ganadero y una fuente clave de ingreso de divisas.
Sin embargo, el tono del mensaje de Trump dejó un eco incómodo: un eventual gesto de respaldo económico acompañado de una caracterización humillante del país, donde el ofrecimiento de “comprar carne” parece más una señal política que una estrategia de cooperación entre naciones.

