Renunció el canciller Gerardo Werthein en medio de tensiones internas en el Gobierno

El canciller presentó su renuncia tras fuertes diferencias con el entorno del presidente Javier Milei, especialmente con el asesor Santiago Caputo.
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Luego de varios días de versiones cruzadas e incertidumbre, el canciller Gerardo Werthein presentó su renuncia al presidente Javier Milei, confirmaron fuentes oficiales del Gobierno nacional. Aunque su salida estaba prevista para concretarse después de las elecciones legislativas del próximo domingo, el diplomático decidió adelantar su dimisión debido al creciente malestar con el entorno más cercano del mandatario, en particular con el asesor presidencial Santiago Caputo, una de las figuras más influyentes dentro del oficialismo y parte del denominado “triángulo de hierro” del poder libertario.

Según trascendió desde la Cancillería, Werthein se habría sentido desprotegido ante los ataques provenientes de las redes sociales administradas por el equipo digital de Caputo, sin recibir una defensa pública por parte del presidente. En el Palacio San Martín reconocieron que el funcionario estaba “cansado de que lo operen” y que la situación se volvió insostenible en vísperas de los comicios legislativos. Hasta el momento, no se confirmó quién ocupará su lugar al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.

La renuncia del canciller se da en un contexto de tensiones diplomáticas y disputas internas dentro del Gobierno libertario. Días atrás, una frustrada reunión bilateral entre Javier Milei y Donald Trump generó malestar en la Casa Rosada y expuso fisuras entre los principales referentes de la política exterior. Durante ese encuentro, el expresidente norteamericano condicionó su apoyo financiero a la Argentina a un triunfo de La Libertad Avanza en las elecciones del 26 de octubre, lo que derivó en fuertes críticas hacia Werthein dentro del propio oficialismo.

Fuentes cercanas a Santiago Caputo lo responsabilizaron por el traspié diplomático y cuestionaron su vínculo histórico con el Partido Demócrata estadounidense, en especial su relación con Bill y Hillary Clinton. Para el ala más ideológica del Gobierno, esa cercanía habría dificultado el alineamiento total con la agenda de Donald Trump y sus aliados republicanos, una de las prioridades que el presidente Milei había fijado para la política exterior argentina.

Gerardo Werthein había asumido el cargo de canciller en noviembre de 2024, tras una larga trayectoria en el ámbito empresarial y diplomático. Fue uno de los primeros en respaldar públicamente a Javier Milei durante la campaña presidencial y se convirtió en un interlocutor clave en los vínculos con Estados Unidos e Israel, dos países centrales en la nueva orientación geopolítica del Gobierno. Durante su gestión, impulsó acuerdos de cooperación científica y tecnológica con Israel, promovió contactos con el Fondo Monetario Internacional y mantuvo diálogos con representantes del Departamento de Estado norteamericano.

Sin embargo, a pesar de esos logros, Werthein nunca logró integrarse plenamente al círculo íntimo del presidente, dominado por Santiago Caputo y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Aunque su relación con la hermana del mandatario fue cordial, la falta de respaldo político en los momentos de crisis terminó por aislarlo dentro del Gabinete. Su renuncia, presentada de forma indeclinable, refleja una nueva reconfiguración interna del poder en el Gobierno nacional, que enfrenta además una campaña electoral decisiva y un clima de tensión económica por la inestabilidad financiera.

En los pasillos de la Cancillería, colaboradores cercanos señalaron que Werthein se sintió decepcionado por la falta de reconocimiento a su trabajo y por el manejo político de los conflictos internos. “Gerardo estaba cansado de las operaciones y del fuego amigo. Cumplió con lo que le pidieron, pero no encontró el apoyo necesario para seguir”, resumió una fuente diplomática consultada.

La salida del canciller se suma a una serie de movimientos en el Gabinete libertario, donde los cambios de figuras clave se han vuelto frecuentes desde el inicio de la gestión. En la Casa Rosada, algunos funcionarios intentaron minimizar el impacto político de la renuncia, asegurando que “la política exterior de la Argentina no cambiará de rumbo” y que se mantendrán las alianzas estratégicas con Estados Unidos, Israel y Europa.

No obstante, la salida de Werthein acentúa la percepción de inestabilidad dentro del Gobierno y deja vacante un puesto clave en medio de negociaciones económicas internacionales y de un escenario político particularmente sensible. En los próximos días se espera que el presidente defina un reemplazante de perfil técnico, aunque dentro del oficialismo algunos dirigentes impulsan el nombre de un referente más alineado con el equipo de Caputo.

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