Córdoba vuelve a enfrentar una catástrofe ambiental por un nuevo incendio forestal en la zona de Guasapampa, al oeste de la provincia. El fuego, que comenzó el domingo pasado, ya devastó más de 1200 hectáreas, de las cuales 250 pertenecen al área protegida del Parque Nacional Traslasierra (Pinas), uno de los sectores con mejor conservación del monte nativo cordobés.
El incendio avanza sin control pese al enorme esfuerzo de 150 bomberos voluntarios, quienes combaten las llamas en condiciones extremas. Las tareas de contención se ven obstaculizadas por la topografía irregular del terreno, con sierras, quebradas y caminos de difícil acceso. La Dirección de la Departamental Minas informó que el fuego se dirige hacia el paraje Los Sunchos, tras haber ingresado por Santa Elena, y que su cola se extiende hasta el paraje Charquina, poniendo en riesgo amplias zonas del bosque nativo.
Desde el domingo trabajan cuatro aviones hidrantes y tres helicópteros pertenecientes al Plan Nacional y Provincial de Manejo del Fuego, además de agentes del Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes (ETAC). Sin embargo, el avance del fuego sigue sin poder ser contenido. La combinación de viento norte fuerte, baja humedad y altas temperaturas complica cada intento de control.
Según explicó Roberto Schreiner, vocero de la Secretaría de Riesgo y Cambio Climático, el incendio se desarrolla en una zona sin riesgo de interfase, es decir, sin viviendas cercanas, pero destacó que el trabajo de los bomberos es “riesgoso y muy difícil” por las condiciones extremas del terreno. “El reconocimiento es tremendo para los bomberos voluntarios que están combatiendo desde hace tres días”, remarcó Schreiner.
La mayoría de los brigadistas deben ser trasladados en helicóptero hasta la línea de fuego, utilizando las pistas de Guasapampa y Villa de Soto como puntos logísticos. El esfuerzo humano es enorme y se centra en evitar que las llamas avancen hacia sectores de mayor densidad vegetal, donde el fuego podría reactivarse con mayor intensidad.
El vocero también describió el contexto climático extremo bajo el cual se desarrolla el operativo: “Hoy rige la regla de los 30: temperatura de 33 grados, ráfagas de viento entre 40 y 50 km/h, y humedad de apenas 18 a 20%. Con estas condiciones, el fuego se propaga con rapidez y el trabajo de contención es prácticamente manual”, señaló Schreiner, aunque se mostró esperanzado en que el cambio de las condiciones meteorológicas permita frenar el avance en las próximas horas.
De acuerdo con los registros oficiales, en el primer semestre de 2025 se quemaron 2.737 hectáreas en Córdoba, una cifra que se mantiene dentro de la media histórica para esos meses del año, cuando el fuego no suele ser un problema de gran magnitud. Sin embargo, los meses de julio, agosto y septiembre suelen ser los más críticos, ya que las heladas resecan pastizales y vegetación, aumentando el riesgo de incendios. A pesar de ello, este año ese trimestre registró menos focos ígneos que en temporadas anteriores, hasta la reaparición de este foco en Guasapampa.
El daño ambiental es significativo, especialmente en un sector que formaba parte de uno de los ecosistemas más valiosos del monte nativo cordobés. Cada incendio de este tipo implica pérdida de biodiversidad, erosión del suelo y alteraciones profundas en los servicios ecosistémicos. Ambientalistas advierten que la recuperación de estos bosques puede tardar décadas.
Las autoridades provinciales pidieron extremar la precaución y recordar que cualquier columna de humo o indicio de incendio debe reportarse de inmediato a las líneas de emergencia: 0800 888 38346, 911 (Policía de Córdoba) o 100 (Bomberos Voluntarios). En tanto, los equipos continúan trabajando sin descanso con la esperanza de contener el fuego en las próximas jornadas

