El Presidente argentino realizará así su decimoquinto viaje a Estados Unidos para asistir a la ceremonia, que Trump pretende usar como vidriera de su renovado protagonismo como anfitrión del torneo deportivo más convocante del planeta. Milei —que ya suma más visitas a Washington que a varias provincias argentinas— aprovechará la ocasión para reafirmar su rol como uno de los aliados más cercanos del nuevo ocupante de la Casa Blanca.
El sorteo reunirá a mandatarios, dirigentes políticos, autoridades de la FIFA y parte del establishment deportivo y mediático global. Para Milei, este marco de alta exposición internacional resulta ideal: la puesta en escena le permite reforzar su sintonía con el gobierno estadounidense en un contexto donde los grandes eventos simbolizan poder tanto como las reuniones diplomáticas. El Mundial 2026, organizado de manera conjunta por Estados Unidos, México y Canadá, ofrece justamente esa plataforma.
La competencia, que ampliará su formato a 48 equipos, contará con 16 sedes distribuidas en los tres países norteamericanos. Está previsto que el partido inaugural se dispute en el Estadio Azteca de Ciudad de México, mientras que la final tendrá lugar en el MetLife Stadium de Nueva York.
Trump eligió en persona el Kennedy Center como sede del sorteo, con el objetivo de mostrar —también desde lo deportivo— su intención de “recuperar el liderazgo global estadounidense”.
Aunque Milei viaja a Estados Unidos por el sorteo, la foto con Trump irá mucho más allá del fútbol. Será un nuevo capítulo de un vínculo político que la Casa Rosada considera estratégico para su política exterior. En paralelo, el Presidente argentino busca consolidarse como referente de la derecha regional, y cada aparición conjunta con el líder republicano refuerza esa narrativa.

