La Reserva Natural Supaj Ñuñu vuelve a estar en el centro del debate ambiental de la región debido a las múltiples amenazas que ponen en riesgo su equilibrio ecológico y su enorme valor cultural. La iniciativa impulsada por la Comunidad Quebracho surge como respuesta a un escenario cada vez más crítico, marcado por proyectos y actividades que deterioran el territorio y comprometen su capacidad de conservación. Este espacio protegido resguarda componentes clave para la vida en la zona, entre ellos el agua de la cuenca hídrica que abastece a distintas localidades, el monte nativo que regula el clima y la biodiversidad, la fauna autóctona que habita en los corredores serranos, el aire puro, los paisajes naturales y un valioso patrimonio arqueológico que forma parte de la identidad colectiva de las Sierras Chicas.
Ante este contexto, la Comunidad Quebracho expresó de manera contundente su rechazo a las prácticas que consideran más dañinas para la reserva. Entre ellas se encuentran los proyectos de megaminería que impactan sobre los suelos y el agua, los emprendimientos inmobiliarios que avanzan sobre áreas protegidas, los circuitos de motocross que erosionan el terreno y alteran la vida silvestre, la tala indiscriminada de árboles que degrada el monte nativo y la caza ilegal que afecta a especies fundamentales del ecosistema. La organización sostiene que estas actividades vulneran los principios de protección ambiental y agudizan un deterioro que, de no frenarse, será irreversible para la región.
Como contraparte, exigen la reglamentación inmediata del Plan de Manejo de la reserva, una herramienta indispensable para ordenar el uso del territorio y garantizar su preservación. También reclaman la creación de un Cuerpo de Guardaparques estable y con presencia permanente, capaz de monitorear el área, prevenir daños, intervenir ante infracciones y promover la educación ambiental en las comunidades cercanas.
Con el lema “Con sol o con paraguas, defendamos la Reserva”, la convocatoria busca sumar a vecinos, instituciones, organizaciones sociales y a todas las personas comprometidas con el cuidado del ambiente. La propuesta apunta a construir una manifestación afectiva y firme en defensa de un territorio que consideran esencial para el presente y el futuro de Villa Allende y las Sierras Chicas.
