La Ley Nacional de Salud Mental 26.657 define los protocolos de internación voluntaria e involuntaria. Abogados y especialistas abordaron los límites del procedimiento en una jornada organizada por el Ministerio de Salud de Buenos Aires, destacando el riesgo cierto de vida como requisito para las internaciones forzadas.
En una reciente jornada sobre el diagnóstico de riesgo e internación en salud mental, se analizaron los aspectos éticos y legales que rigen estos procedimientos. El evento, organizado por el Ministerio de Salud de Buenos Aires, contó con la participación del licenciado Martín Taramasco, director de asistencia, acompañamiento y apoyo de salud mental y consumos problemáticos del Ministerio de Salud de Buenos Aires, y la licenciada Mariana Borgioli, jefa de salud mental del Hospital Allende de Mar del Plata.
Según la abogada Natalia Chavarri, la Ley 26657 de Salud Mental establece en sus artículos 14, 14 bis y 15 las condiciones precisas sobre cómo y cuándo se puede internar a una persona que representa un riesgo para sí misma o para terceras personas. La ley diferencia dos tipos de internación: la voluntaria y la involuntaria.
La internación voluntaria ocurre cuando la persona toma la decisión de internarse legalmente, firmando un consentimiento informado que estipula un tiempo de internación generalmente breve (como 7, 15 o 20 días) hasta lograr su estabilización. Posteriormente, el tratamiento debe continuar de manera ambulatoria.
El caso más grave es la internación involuntaria, la cual solo procede si existe un riesgo cierto de vida para la persona o para terceros. En situaciones de consumo problemático de sustancias o de cuestiones psiquiátricas como bipolaridad o esquizofrenia, el procedimiento marco indica que, en la Ciudad de Córdoba, por ejemplo, debe consultarse a los psiquiatras de la sección de prejudiciales del Hospital Neuropsiquiátrico para evaluar si la internación involuntaria procede.
Es fundamental destacar que este tipo de internación también debe ser por un tiempo limitado, hasta que el paciente se sienta bien y pueda ser derivado a un centro de atención o tratamiento especializado.
