A 25 años del suicidio de René Favaloro: el grito silenciado que aún interpela al sistema de salud argentino

A un cuarto de siglo de su trágica muerte, su legado vuelve a poner en debate la fragilidad de la salud pública en Argentina y el rol del Estado frente a quienes entregan su vida por el bienestar colectivo.
Rene Favaloro

Cada 29 de julio, la figura de René Favaloro regresa al centro de la escena nacional. No solo por su extraordinario aporte a la medicina, sino porque su trágica decisión de quitarse la vida sigue interpelando con crudeza a un país que no supo o no quiso escuchar a tiempo. En 2025 se cumplen 25 años desde aquel día en que el cardiocirujano, símbolo de la ética y la vocación médica, se disparó al corazón en su departamento de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Favaloro tenía 77 años y arrastraba una profunda angustia por la asfixia financiera que atravesaba la Fundación Favaloro, entidad que él mismo había creado para ofrecer atención médica de excelencia y formar profesionales comprometidos con una medicina humana y solidaria. Su suicidio fue mucho más que un hecho personal: fue una denuncia silenciosa pero brutal, una herida abierta en el sistema de salud argentino.

La carta que llegó demasiado tarde

La noche anterior a su muerte, Favaloro escribió una carta al entonces presidente Fernando de la Rúa. En ese documento, de una lucidez conmovedora, le explicaba que la fundación estaba al borde de la quiebra. “Estoy desesperado”, escribió. Solicitaba que el mandatario intercediera ante empresarios y actores del poder económico para conseguir una donación de 6 millones de pesos. No pedía para sí. Pedía por su institución, por sus pacientes, por el futuro de la medicina argentina.

Entre los principales deudores figuraba el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI), que debía cerca de 2 millones de pesos a la Fundación. En ese entonces, el PAMI era conducido por Horacio Rodríguez Larreta, quien nunca respondió a los reclamos del médico.

La carta, cargada de impotencia y dignidad, cerraba con un pedido desgarrador:
“Perdoname por el pedido, te escribo desde la desesperación. Nunca en mi vida estuve tan deprimido”.

El documento llegó a manos del presidente días después de que Favaloro ya no estuviera con vida.

¿Qué salud pública queremos?

La muerte de René Favaloro puso en evidencia no solo la indiferencia del poder, sino también las grietas estructurales de un sistema de salud fragmentado, inequitativo y muchas veces sostenido por el esfuerzo sobrehumano de quienes lo habitan.
A 25 años, sigue siendo urgente preguntarnos: ¿qué tipo de salud pública estamos dispuestos a sostener? ¿Una que dependa del sacrificio individual de médicos vocacionales? ¿O una garantizada como derecho colectivo, con inversión estatal sostenida, políticas integrales y compromiso social?

La salud pública no es solo un hospital que atiende sin cobrar. Es un sistema complejo que necesita infraestructura, profesionales bien formados y remunerados, acceso equitativo a medicamentos, prevención, investigación, y sobre todo, una mirada política que la entienda como una prioridad estratégica del Estado.

Favaloro, a través de su fundación, intentó construir un modelo basado en la calidad médica, la formación continua y la inclusión. Su vida fue testimonio de entrega. Su muerte, una señal de alarma que aún hoy seguimos ignorando.

Un legado que no se puede clausurar

René Favaloro no murió por causas naturales. Murió por abandono. Por la indiferencia de un Estado que, en el momento en que más lo necesitó, miró hacia otro lado. Su legado, sin embargo, trasciende lo médico. Es un llamado ético a repensar nuestras prioridades como sociedad.

Hablar de Favaloro es hablar de soberanía sanitaria, de médicos formados en valores, de salud como bien común y no como mercancía. Aquel disparo al corazón no fue solo la expresión de una desesperación individual. Fue un acto de denuncia ante un sistema que había dejado de escuchar.

A 25 años de su muerte, el mejor homenaje que podemos rendirle no está en los discursos, ni en los bustos de bronce. Está en defender la salud pública como derecho. En garantizar que ninguna institución médica de excelencia vuelva a quebrar por falta de recursos. En evitar que ningún profesional comprometido vuelva a sentirse solo y abandonado.

Video: Reflexión de Favarolo sobre el Neoliberalismo.

Carta completa a Fernando De La Rúa

Estimado Fernando:

Te escribo estas líneas porque nuestra Fundación está al borde de la quiebra. Te imaginarás cómo me siento después de 30 años dedicados por completo a la medicina y a mi país. Tenemos emergencias ineludibles que deben solucionarse en los próximos días. Necesitamos alrededor de seis millones de pesos.
No tengo conexiones con el empresariado argentino, por el contrario, a veces choco con algunos “peces gordos”, como Amalita o Goyo Pérez Companc. Por eso, uno de los pedidos que te hice en nuestra última charla era que utilizaras tu influencia para conseguir la ayuda que tanto necesitamos. En fin, te ruego que influyas para conseguir una donación urgente, creo que es el camino más corto.
Perdoname por el pedido, te escribo desde la desesperación. Nunca en mi vida estuve tan deprimido.
Con el afecto de siempre,

René Favaloro.

Por Martin Peinado para La Ranchada Web.

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