El viernes 9 de octubre se llevó adelante el segundo de dos conversatorios sobre Soberanía Alimentaria, impulsado desde CAM por FEMUDECO, en el marco de los eventos programados durante el mes de octubre para celebrar el mutualismo.
En un heterogéneo panel de expertos y activistas sobre el tema quedó planteada la necesidad del aporte de los diversos actores de la Economía Social y solidaria y las organizaciones sociales urbanas, rurales y periurbanas para rearticular procesos de producción y consumo y trabajar en comunidad por un modelo soberano que garantice el acceso a una alimentación sana y oportuna, a todos los habitantes del país.
Alberto Gandulfo, titular de la Comisión Nacional de Microcrédito; Stefano Levantesi, del Proyecto Sur de la ONG de la Unione italiana di Lavoro; Matías Alamo, miembro del Espacio de Trabajo por la Soberanía Alimentaria (ETSA); Liliana Parada, Diputada Nacional m/c y Carlos Carballo, de la Cátedra de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Agronomía de la UBA, compartieron sus miradas en este espacio de reflexión sobre el modelo de alimentación que requiere la Argentina de hoy.
Acompañó el encuentro y aportó sus reflexiones, Nahum Mirad, a cargo de la presidencia de INAES. Moderaron Inés Bienati, presidenta de FEMUDECO y Yanina Sotelo, Concejal y ex Directora de Economía Social de Escobar.
“Hablar de Soberanía Alimentaria es hablar de producción de alimentos y Argentina tiene un serio problema. Decimos que producimos alimentos pero lo que hacemos es producir insumos para la industria alimentaria que está concentrada”, observó Alberto Gandulfo para quien este proceso que afecta a la economía en general es causa de un modelo productivo signado por el extractivismo y la primarización de la economía, que culmina con la fuga de capitales.
El funcionario nacional, expuso la necesidad imperiosa de generar agregado de valor en origen y “organizar el consumo popular de otra manera”, para “disputar la renta que genera”. Observo que como efecto colateral de las políticas de inclusión a través del consumo los recursos siempre vuelven a manos de los grandes actores de la industria alimentaria.
Matías Álamo, coincidió en señalar la necesidad de pensar “en el consumo como acto político que dispute a los canales de comercialización hegemónicos y concentrados” y propuso que en la construcción de modelos alternativos es fundamental recurrir a la propuesta de la Agricultura Familiar y la Economía Social y Solidaria, que pone los derechos, la reproducción ampliada de la vida y las personas en el centro. Rescató también la idea y la necesidad de la comunidad organizada.
Stefano Levantesi, a su turno abogó por continuar promoviendo la agroecología y la organización comunitaria en la esfera de la producción, mientras que Liliana Parada, coincidió con él en la valoración de dichos proyectos como “la revolución de las pequeñas cosas a las que hay que apostar”. La diputada con mandato cumplido pidió también recuperar el concepto de alimento como aquello que “nutre y da vida”, en contraposición a los “comestibles, ultraprocesados”.