El hacinamiento en las cárceles de la provincia de Buenos Aires es preocupante: cada detenido es alojado en una comisaría que está desbordada, y muchas veces por causas menores, como tenencia o consumo de drogas, y esperan la resolución de su situación procesal.
Según el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), hasta el 31 de marzo de este año había 4.698 detenidos en comisarías. Muchos de ellos alojados de forma permanente por la incapacidad de alojamiento en el Sistema Penitenciario. En total, la población carcelaria ronda los 50.000 internos, cuando la capacidad de alojamiento en cárceles es de aproximadamente 25.000 plazas.
«Según datos del Centro de Operaciones Policiales (COP), en mayo de 2019 ingresaron 6.040 detenides, fueron liberades 2.633 y quedaron alojades 3.407. El SPB habilitó un cupo de 1.290«, señala el informe realizado por el CELS.
«O sea que más de un tercio de las personas detenidas fue trasladada a una unidad penitenciaria, y el resto quedó alojado en las dependencias policiales. Así se forma un cuello de botella: nunca se traslada a todes les detenides a las cárceles y el excedente se va alojando en las comisarías inhabilitadas o clausuradas», explican.