La crisis alimentaria y habitacional que se profundiza en la Argentina, y la falta de respuestas del Gobierno Nacional, ante esta realidad Cáritas expresa “Demos nosotros de comer ”, como una síntesis de una llamado a solidarizarse, a aportar y también a participar en los espacios de encuentro donde creamos redes de contención para quienes más lo necesitan. Esta iniciativa se suma a la colecta anual de Cáritas, que se realiza a través de las parroquias. Todo lo recaudado es utilizado para la compra de alimentos y la distribución en los lugares más carenciados.
Germán Lechini, director de Cáritas expresó que la campaña va escalando y viene sumando instituciones: 14 colegios católicos, más la Universidad Católica de Córdoba, es decir 15 instituciones que se suman a apadrinar comedores de Cáritas.
“Buscamos refrendar aquello que la gente piensa, que se salva sola. Acá nadie se salva solo, no queremos abonar aquello que en argentina nos hace tanto daño, que es la grieta. Desde Cáritas y desde la iglesia católica, no se de quien es la culpa, o podemos discutirlo en otro momento, lo que sabemos es que hay hermanos que están pasando hambre. Ante el hambre tenemos que bajarnos del partidismo que nos divide y ponernos a pechar todos juntos. Por eso esta campaña, demos nosotros de comer, ese “nosotros” incluye todos, todos estamos llamados e invitados a dar de comer”.
Donaciones: A través del alias caritas.cordoba
La práctica y presencia de intervención es a través de desayunadores y comedores, pertenecientes a la Arquidiócesis de Córdoba, en el territorio de Córdoba Capital, Gran Córdoba y un radio de 60km: «Hablamos de 1,8 2 millones de personas, en ese universo, tenemos 350 puntos donde se ofrecen alimentos de alguna forma, hay mas o menos 150-200 comedores, también hay parroquias, capillas, apoyos escolares, y Hogares de Cristo vinculado a la Pastoral de Adicciones«, expresó Germán.
Para finalizar abordó la problemática de las personas en situación de calle, resaltando que el “Flagelo de la droga es lo que ha terminado arrojando a la calle a muchas personas, es la pérdida de vínculos, de redes, pérdida de la familia, incluso a veces de la salud mental. Y todo eso de la mano de las adicciones, es un camino de ida, acaba mal”.
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