Estuvimos en comunicación con Carolina Brandariz, directora del área de Cuidados Integrales y Políticas Comunitarias, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Comentó sobre el Ciclo de Formación Virtual que vienen llevando adelante desde la Dirección de Cuidados Integrales, que se titula: «Debates desde la Economía Popular y las Políticas de Cuidado: desafíos para la Argentina post-pandemia.»
Este Ciclo tuvo como objetivo, según comenta, encontrar puntos en común entre la economía popular y la economía feminista, en los planteamientos que han ido construyendo para pensar en el país que se viene desde una mirada de justicia social.
Ante la pregunta que se vienen haciendo los más diversos sectores sociales sobre cómo salir de la crisis social económica y sanitaria que se hace sentir en los barrios argentinos, desde los movimientos populares y también desde los movimientos feministas vienen generando distintas respuestas que apuestan a una economía que sepa incluir a los sectores de trabajadores y trabajadoras que todavía no son reconocidos como tales.
Carolina hizo referencia a la simultaneidad en la que emergieron o cobraron fuerza estos movimientos, en las calles y resistiendo las políticas económicas neoliberales, señala:
“Son emergentes sociales de la etapa que comenzó en el 2015 en adelante, protagonizaron las calles y coinciden en un debate respecto de lo que es el trabajo, porque ponen a la luz o visibilizan trabajos que no eran considerados como trabajo”.
En este sentido, vienen a problematizar aquello que nunca fue considerado como trabajo por el Estado, por el mercado, y por la sociedad en general. Trabajos de cuidado que son atribuidos a las mujeres, sin ser reconocidos como tales y pensandolos como gestos de amor que se espera de las mismas por su condición de mujeres y madres. Trabajos en las calles y en cooperativas, de quienes han sabido generar sus fuentes ingreso con el reciclado, con la producción de alimentos , de productos textiles, quienes viven de changas, entre muchos y muchas otras que son parte del universo de la economía popular.
Este reconocimiento ganado en las calles, está empezando un camino de reconocimiento por parte del Estado, comenta. Es así que la Dirección de Cuidados Integrales viene proponiendo y generando diversas políticas que buscan favorecer la organización del sector. Comenta: “Nosotros hemos pensado desde la dirección construir trayectorias de profesionalización y valoración económica.”
Agrega: “Tenemos una pequeña experiencia que nos interesa nacionalizar. La de la cooperativa Cuidar en la ciudad de Buenos Aires. Son compañeras que se han formado y diplomado en el cuidado de personas mayores y que actualmente están llevando adelante servicios de cuidado en las residencias del Ministerio de Desarrollo Social e incluso experiencias de cuidado comunitario en su propio barrio.”
Hace hincapié en la necesidad de que las definiciones del gobierno avancen en la dirección del reconocimiento salarial de los trabajos socio comunitarios que han sostenido ollas populares durante los más de 100 días que duró el aislamiento.
Además comenta lo importante que fue la política del Ingreso Familiar de Emergencia que permitió develar que son cerca de 12 millones de personas las que no tienen ingreso fijo a fin de mes, “un universo mucho más vasto de lo que se estimaba.” Es fundamental, plantea, que Estado vea y reconozca todo este universo de personas para diseñar políticas que puedan mejorar sus condiciones de vida. En esta línea, señala, es que se creó el Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular.
También en este marco, es que se propone la Ley Ramona que busca otorgar el salario correspondiente a las trabajadoras de la rama sociocomunitaria.
Además, señala que el reconocimiento salarial y las políticas de transferencia monetaria a los sectores de la economía popular, se vuelven un motor que impulsa a la economía de abajo para arriba:
“Genera un tránsito de dinero que se mantiene en la economía local, y no se fuga hacia afuera como pasó con el enriquecimiento y la fuga de capitales durante los últimos cuatro años.”
Esto, ha incrementado las condiciones desiguales en las que viven los sectores sociales: “hay más estándares de desigualdad, por lo que es muy importante construir políticas hacia los que menos tienen, hacia los de abajo para que eso redunde al conjunto.”
En este sentido se vuelve necesario generar un salario universal, como política económica que reactive la economía argentina. Sobre esto, Carolina, nombra al Salario Social Complementario como un antecedente generado por la lucha de los movimientos populares que hacen posible estar discutiendo hoy la creación de un salario universal.
Concluye con una reflexión de reconocimiento a las trabajadoras de la rama sociocomunitaria que sostienen los merenderos y comedores barriales:
“Las compañeras que sostuvieron ollas en estos años no solo achicaron los márgenes del hambre durante la gestión de Cambiemos, sino que actualmente son las trincheras en el combate contra el virus, son unas leonas. Es fundamental el reconocimiento simbólico social y también salarial. Por eso vamos a pelear.”
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