Córdoba se prepara para sumarse a la marcha federal en repudio al triple femicidio de Florencio Varela. La convocatoria, organizada por familiares de las víctimas y colectivos feministas de todo el país, busca visibilizar la violencia extrema que atraviesa a mujeres y disidencias en contextos atravesados por el narcotráfico y la desprotección estatal.
El caso que conmocionó al país involucra a Brenda y Morena, de 20 años, y Lara, de 15, quienes fueron asesinadas en Florencio Varela, Provincia de Buenos Aires. La brutalidad del crimen, vinculado con redes delictivas narco, y las circunstancias previas de las jóvenes desataron un reclamo inmediato de justicia que ya se materializa en esta convocatoria federal.
En Córdoba, la manifestación tendrá lugar este sábado 27 de septiembre a las 17 horas en la esquina de Colón y Cañada, un punto neurálgico tradicional de concentración para las movilizaciones feministas. Colectivos locales como la Asamblea Ni Una Menos Córdoba y Alerta Feminista confirmaron su participación activa en esta jornada nacional.
Sin víctimas “buenas” ni “malas”
El lema que encabeza esta movilización —“No hay víctimas buenas ni malas: hay femicidios”— pone el foco en cuestionar los prejuicios y estigmatizaciones en torno a las víctimas de violencia de género. La consigna, tomada del discurso de la referente de AMMAR, Georgina Orellano, surge como respuesta a la tendencia mediática y social de dividir a las víctimas según sus condiciones de vida o actividades, en este caso el trabajo sexual.
Para las organizaciones feministas, esta estigmatización constituye una deshumanización que agrava la violencia estructural y justifica simbólicamente los crímenes. “Todas las vidas importan, ninguna es descartable y no hay buenas ni malas víctimas, sino femicidios”, remarcaron desde la Asamblea Ni Una Menos Córdoba en su comunicado previo a la marcha.
Un reclamo nacional frente a la violencia
La marcha federal surge como respuesta inmediata al horror del triple femicidio. El mismo día en que se conoció el hallazgo de los cuerpos de Brenda, Morena y Lara, hubo manifestaciones espontáneas en todo el país, que derivaron en la convocatoria del sábado.
“En las calles exigimos justicia, contra la violencia patriarcal, los discursos de odio que la promueven y el ajuste que nos margina”, señala el comunicado de Ni Una Menos. Además, recuerdan el caso de Brenda Torres, sucedido en Córdoba, para evidenciar que la violencia femicida atraviesa todo el país y no es un fenómeno aislado.
Las organizaciones subrayan que este crimen pone de relieve la responsabilidad del Estado y de los gobiernos en garantizar políticas públicas que protejan a feminidades y disidencias. “Los feminismos salimos a seguir gritando: ¡Ni una menos! ¡Vivas y libres nos queremos! ¡El Estado y los gobiernos son responsables!”, finaliza el documento de convocatoria.
Avance judicial del caso
Mientras tanto, la investigación judicial avanza con cuatro personas detenidas, todas menores de 30 años, acusadas de homicidio agravado. Las autoridades continúan buscando a otros integrantes de la banda delictiva que habrían participado en los asesinatos.
La causa adquirió mayor impacto público cuando se conoció que las jóvenes fueron torturadas antes de morir y que ese tormento fue transmitido en vivo por Instagram ante una audiencia cerrada de 45 personas. La Justicia busca identificar a quienes presenciaron esa transmisión y determinar responsabilidades penales.
Un llamado a políticas públicas efectivas
El triple femicidio y la convocatoria federal abren un nuevo capítulo en el reclamo de políticas integrales para prevenir y erradicar la violencia de género, en especial en contextos de vulnerabilidad atravesados por el narcotráfico y la exclusión social. Las organizaciones feministas insisten en que, sin una presencia activa del Estado, las redes criminales avanzan sobre los barrios y se naturalizan formas extremas de violencia contra mujeres y disidencias.
En este contexto, Córdoba se suma a la movilización nacional no solo para pedir justicia por Brenda, Morena y Lara, sino también para exigir un cambio profundo en la forma en que el Estado aborda la violencia patriarcal, los discursos de odio y las políticas de ajuste que, según las organizaciones, “marginalizan y desprotegen aún más a las poblaciones vulnerables”.