Desde el comienzo de la cuarentena, diversos espacios advirtieron la situación que representaría la COVID-19 en las cárceles actuales. Hoy, asistimos a una compleja situación producto de las escasas medidas adoptadas.
Como una crónica anunciada, recibimos las novedades de los lugares de encierro. Adriana Revol, militante anticarcelaria, nos cuenta las situaciones que se viven en las cárceles cordobesas con la multiplicación de los contagios y la desidia e inacción de las autoridades. “Esto es abandono de las personas privadas de la libertad, no se puede creer lo que están haciendo”, expresa.
Desde el inicio de la cuarentena por COVID-19, familiares de presxs, activistas anticarcelarixs y de derechos humanos advirtieron sobre el peligro que suponía la pandemia en las cárceles actuales. El hacinamiento y las pésimas condiciones de higiene hacen de los recintos un caldo de cultivo para la propagación del virus. A esto, se suman las denuncias por la ineficiente atención en salud y la precariedad nutricional alimenticia.
“Organismos internacionales de derechos humanos a nivel global recomendaron medidas a adoptar por los Estados a fin de descomprimir la situación en las cárceles: excarcelación de quienes podrían esperar el avance de sus causas y los juicios afuera, prisiones domiciliarias de quienes son población de riesgo”, explica a La tinta José Páez, investigador de la Universidad Nacional de Córdoba. “No hubo grandes avances en la adopción de estas medidas, porque, además de lo estrictamente jurídico, hay un imaginario social muy fuerte que se opone, un imaginario muy deshumanizante y deshumanizado en relación a cuáles deberían ser las condiciones de encierro de una persona que cumple una pena de privación de libertad”, continúa.
“En otras partes del mundo, se tomaron estas medidas; en Córdoba, sólo se prohibieron las visitas de familiares y afectos de los presos y las presas, pero que no entren visitas no significa que no va a entrar el virus”, expresa Revol.
A su vez, cortar con las visitas es una medida de aislamiento en el encierro y lxs presxs hace ya seis meses que no pueden ver a sus afectos. “Las comunicaciones telefónicas no son sistemáticas, hay poca fluidez, lo que hace pensar que no hay un mecanismo institucional claro para garantizar el encuentro”, explica Páez.
El 21 de mayo, el gobernador Schiaretti presentó la instalación de una carpa sanitaria en la Cárcel de Bouwer con una inversión de $12,7 millones. Si bien hay cinco carpas en toda la provincia, hoy en pleno brote, no habría presxs internadxs en estas. Las carpas fueron la respuesta del Gobierno a la problemática, después de que el Poder Judicial decidiera no conceder prácticamente condicionales ni domiciliarias que descomprimieran el hacinamiento.
“¿Sabés cuántos presos hay ocupándolas hoy, cuando ya el virus se ha extendido por las cárceles y los presos infectados ya han sobrepasado el centenar?”, nos preguntaba el periodista especializado, Adolfo Ruiz, el lunes en sus redes sociales. “Me da un poco de vergüenza decirlo, pero la respuesta es cero”, afirmaba y explicaba que, aunque las carpas están muy bien equipadas, no hay médicos ni enfermeros para que las atiendan. “En serio. No los hay”, asegura Ruiz.
Actualmente, hay casos confirmados de COVID-19 en el Penal de Bouwer, en la Unidad de Contención del Aprehendido (UCA) y en el Penal de Río Cuarto. Si bien hay protocolos de bioseguridad, como afirman las autoridades, se denuncia su escasa implementación. Además, “no logran resolver lo que es estructural. No obstante, es imprescindible que una voz oficial informe lo que sucede en el interior de los penitenciarios y cuáles son los protocolos implementados. Esto es importante para los familiares que son afectados por la desinformación”, afirma Páez.
“En la UCA, por ejemplo, si no hacen una ´parada de tacho´ (no recibir la comida), no los llevan al hospital. Llevaron a ocho y los familiares me llaman desesperadas para saber si sé algo porque sólo les informaron el traslado al San Roque hace dos semanas”, cuenta Adriana.
El martes, alrededor de las 11:30 h, internxs iniciaron una protesta en el Complejo Carcelario N°1 “Rvdo. Francisco LUCHESSE” (Bouwer) que se habría desplegado en ocho pabellones. Los reclamos resultan obvios: medidas de prevención de coronavirus entre lxs internxs y efectivizar libertades anticipadas, resoluciones de causas atrasadas, prisiones domiciliarias, contextualizadas en la situación de pandemia.
“Los contagios entre los internos de la UCA no paran. Hoy, se confirmaron 53 nuevos positivos a partir de los hisopados realizados el 11 de septiembre (es decir que faltan los resultados de los hisopados de hoy lunes). Hay contagios masivos”, publicó Ruiz en las redes sociales.
Los reclamos de familiares se multiplican y, pese a lo poco alentador del panorama, se espera que se revierta la situación y las autoridades tomen medidas de forma urgente.
Fuente: La Tinta