Se realizó un homenaje a Maximiliano Koteski y Darío Santillán, el pasado jueves 19 de mayo en la sede de UTEP Córdoba, La actividad contó con la presencia del autor, Mariano Pacheco, director del Instituto Generosa Frattasi, miembro de la UTEP, quien hizo la presentación de dos de sus libros: “Darío Santillán. El militante que puso el cuerpo” – reeditado- y «2001. Odisea en el Conurbano”.
Iban Córdoba, referente de Movimento Evita refirió al evento realizado, se refirió a este encuentro, que se publica en el marco de las dos décadas de la masacre de Puente Pueyrredón, donde fueron asesinados los militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
«Se presentó el libro, pero también se hizo una conexión con lo que pasó en ese momento y lo que pasa ahora», cuenta. «Pudimos volver a encontrarnos y contar nuestra historia desde la unidad».
En este evento se realizaron actividades para reconocer las luchas que fueron parte de las raíces de los avances de los últimos años con respecto ala economía y los movimientos populares.
«Fue la combinación de un sistema político que vació la Argentina y con los asesinatos de los compañeros y de referentes del interior produjo un quiebre para luego desembocar en Néstor y en volver a creer en la política como herramienta de cambio social»
Antecedentes
La crisis de diciembre de 2001 provocó la renuncia del Presidente Fernando de la Rúa, dejando la presidencia en manos del Presidente de la Cámara de Senadores, Ramón Puerta, quien convocó a una asamblea legislativa para elegir un nuevo Presidente. Allí comenzó la seguidilla con Adolfo Rodríguez Saá, quien solo permaneció en el cargo una semana, Eduardo Camaño y finalmente, Eduardo Duhalde.
El 5 de enero de 2002, el Senado de la Nación aprobó un Proyecto de Ley que ordenaba la devaluación del peso argentino que agudizó la crisis y con ellas las protestas, cacerolazos y cortes de ruta que terminaron en brutal represión por parte de las fuerzas policiales.
El asesinato de Kosteki y Santillán
El 26 de junio de 2002 se produjo un hecho que todavía hoy estremece: Maximiliano Kosteki de 25 años y Darío Santillán de 21 años, ambos militantes de la Coordinadora Aníbal Verón, estaban cortando el Puente Pueyrredón, en una jornada de protesta en reclamo de planes sociales, y fueron asesinados a manos del comisario Franchiotti y del oficial Carlos Quevedo en el hall de la estación Avellaneda.
Se supo después que Maximiliano estaba socorriendo a Darío, ya caído en el suelo, cuando el policía le disparó por la espalda. El diario Clarín tituló el hecho simplemente así: «La crisis causó dos nuevas muertes».
Si bien los ejecutores fueron condenados, todavía falta que se juzguen a los entonces funcionarios del Gobierno Nacional que dieron la orden de reprimir.
Darío y Maxi se convirtieron en la expresión más genuina de una juventud militante, dispuesta a dar pelea por una sociedad más justa. Ambos son símbolos de lucha que el Pueblo hizo propios después de sus asesinatos.