Deporte y huertas comunitarias: los proyectos que transforman la vida en barrio La Tela

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La escuelita de fútbol del polideportivo y la huerta del merendero «Lucecitas de mi Esperanza» se convierten en espacios clave de contención y desarrollo para niños, jóvenes y familias, demostrando el impacto positivo de la presencia del Estado y la organización vecinal.

En el corazón del barrio La Tela, dos iniciativas comunitarias están marcando una profunda diferencia en la vida de sus vecinos: la escuelita de fútbol «La Tela» y la huerta del merendero «Lucecitas de mi Esperanza». Ambos proyectos, impulsados por vecinos comprometidos y el apoyo estatal, funcionan como espacios de encuentro, contención y crecimiento, especialmente para los más jóvenes.

La escuelita de fútbol, que funciona en el polideportivo del barrio, acoge a unos 50 niños y niñas de entre 5 y 17 años. Rodrigo, entrenador y vecino del barrio, está al frente del proyecto desde sus inicios, incluso antes de que se construyera el polideportivo. Para él, la importancia de esta iniciativa es clara: «Es muy importante porque los niños y los adolescentes más que todo se mantienen ocupados en algo en lo que más les gusta que es el fútbol y salen de las calles». Los entrenamientos se realizan de lunes a viernes y son totalmente gratuitos, una alternativa fundamental para muchas familias que no pueden costear la cuota de un club privado.

Karina Agüero, coordinadora del playón del polideportivo, destaca que su construcción cambió totalmente la vida a la comunidad, ofreciendo un lugar seguro no solo para el deporte, sino también para otras actividades educativas y sociales. Sofi Flores, madre de dos niños que asisten a la escuelita, coincide en el valor del espacio: «Tener al estado, tener a los profes, tener a Rodri como vecino y profe, y a todos los papás que acompañan, es super importante para que los chicos no se pierdan».

Paralelamente, a pocos metros, el merendero «Lucecitas de mi Esperanza» alberga una próspera huerta comunitaria liderada por Juan y Cris. Este proyecto no solo provee de verduras frescas para las comidas que se preparan en el comedor, como tartas y pizzas de acelga y espinaca, sino que también se ha convertido en un centro de aprendizaje y reforestación. Juan, con años de experiencia trabajando la tierra, comparte sus conocimientos y lidera la producción de árboles nativos como algarrobos, tabaquillos, entre otros, que se destinan a forestar tanto el barrio como las Altas Cumbres.

Ambos proyectos planean articular esfuerzos, con la idea de que los niños de la escuelita de fútbol visiten la huerta para aprender sobre el cultivo y participar en futuras forestaciones. De esta manera, barrio La Tela demuestra cómo la sinergia entre el deporte social, la soberanía alimentaria y el compromiso vecinal construye una comunidad más fuerte y con más oportunidades para todos.

Cobertura en barrio La Tela de Carmén Calderón, comunicadora popular, junto al equipo del móvil de exteriores de La Ranchada.
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