Desde 2015, cada 1 de octubre se conmemora la importancia de esta popular bebida, buscando unificar festividades y crear conciencia sobre el comercio justo y los desafíos de la industria cafetera.
Cada primero de octubre, el mundo se une para celebrar el Día Internacional del Café, una fecha proclamada oficialmente en 2014 por la Organización Internacional del Café (OIC) y celebrada anualmente desde 2015. La iniciativa, impulsada por los 77 estados miembros de la OIC, tuvo como objetivo principal unificar las diversas conmemoraciones que ya existían en distintos países bajo una sola fecha global, promoviendo el café como bebida y, a su vez, visibilizando las condiciones de los productores en todo el mundo.
Antes de esta unificación, varios países ya tenían sus propias celebraciones. Japón fue uno de los pioneros, con un evento dedicado al café en 1983. En Estados Unidos, se celebra el 29 de septiembre, mientras que en China la conmemoración anual comenzó en 2001. La proclamación oficial del 1 de octubre tuvo su lanzamiento en la Expo 2015 de Milán, buscando fomentar el comercio justo y la sostenibilidad en la industria.
Durante esta jornada, es común que negocios ofrezcan café gratis o con descuentos, y diversas organizaciones lanzan campañas para sensibilizar a los consumidores. Pero más allá de la celebración, el consumo de café ofrece tanto beneficios como desventajas. Entre sus ventajas, la cafeína estimula el sistema nervioso, mejorando la concentración y el estado de alerta. Además, se asocia su consumo moderado con un menor riesgo de ciertas enfermedades como la diabetes tipo 2 y el Alzheimer, y puede ayudar a mejorar el rendimiento físico.
Sin embargo, es importante ser consciente de sus posibles efectos negativos. Un consumo excesivo puede provocar ansiedad, nerviosismo e interferir con el sueño. También puede generar dependencia, y su abstinencia puede causar cambios de humor. Se recomienda que las mujeres embarazadas limiten o eviten su consumo, y el café sin filtrar podría elevar ligeramente los niveles de colesterol. Así, mientras el mundo levanta su taza, la jornada sirve como un recordatorio tanto del placer de la bebida como de la importancia de un consumo responsable y un comercio más justo para quienes lo cultivan.