Visitamos el Espacio Puentes “Cura Brochero”, de barrio Comercial. El mismo es un proyecto que surge desde la Parroquia “Jesucristo Salvador de Mundo” y tiene como objetivos la prevención en la violencia y las adicciones en niños, adolescentes y jóvenes, y la respuesta específica a las situaciones de consumo problemático.
El Centro barrial forma parte a su vez de una red más grande que funciona en el país como “Familia Grande Hogar de Cristo”. El espacio crece cada vez más, con el objetivo de trabajar “cuerpo a cuerpo” y de brindar un espacio de contención para quienes lo necesiten.
«El centro barrial es el corazón de lo que llamamos «Hogar de Cristo», una propuesta que surge hace algunos años en las periferias de Buenos Aires, en el que muchos reconocimos una pastoral, un modo de evangelización acorde a lo que creemos que hace falta en este tiempos, sobre todo a los mas vulnerables, a los mas rotos». Así lo expresó el cura párroco, que trabaja desde sus inicios en este proyecto de la zona sur de la ciudad.
Desde el Centro barrial se fueron generando otros espacios que surgen del camino de dar respuesta, como lo es la granja de varones que funciona en Río Ceballos, y la granja de mujeres, en barrio Mirizzi, Virgen de Lourdes, donde los y las chicas se proponen pasar un tiempo en comunidad.
Entre las actividades que funcionan a diario, se encuentra el SUM, un espacio para niñes, adolescentes y jóvenes, donde realizan deporte, se recrean y toman la merienda. A su vez continúa las orquestas infanto- juvenil de barrio Angelleli y recientemente se viene conformando una en el barrio.
Todas estas acciones dan cuenta de la integralidad del trabajo que se realiza, una mirada particular que quiebra viejas formas de abordar el consumo problemático de sustancias. Con el impulso de vida, y de seguir gestando proyectos que contengan y transformen, se abrió el estudio de Radio que está a cargo de los chicos, donde pueden producir contenidos con la mirada del Hogar, y expresar como ven la realidad de la zona sur, sin interpretaciones de terceros que la miran desde lejos.
Desde la perspectiva de generar trabajo para integrar, se gestaron proyectos como el de bloques con el sistema «3C», que consiste en construir casas y ofrecer esa posibilidad laboral a las personas que acompañan en el centro. Ya avanzaron en la primera etapa de construcción de bloques, y caminan a consolidarse en la siguiente etapa, que es la construcción de viviendas. A través de este sistema ya comenzaron a construir la Capilla en Angelelli. En este sentido el mismo proyecto es encarado como Cooperativa, donde también tiene un almacén parroquial, donde comercializan quesos y diferentes. productos.
LA MIRADA DE QUIENES HABITAN A DIARIO EL CENTRO BARRIAL
Entre los muchos espacios de aprendizaje y trabajo se encuentra el de Herrería. El profe Lalo, quien está al frente, cuenta con emoción y orgullo a la vez: «El compartir con los chicos, en primer lugar es sacarlos de si, es venir acá y decir me siento bien, es lindo porque voy aprendiendo.»
A la charla se sumó Diana, quien participa hace un año y 2 meses: «Empecé a asistir al espacio porque sufría violencia de género y necesitaba sanar, deconstruirme entre muchas cosas, y empecé a venir. […] Aprendí sobre todo a sanarme, a valorarme como persona, aprendí a ayudar al prójimo, aprendí herrería con el profe Lalo, aprendí carpintería, radio, en locución y aprendí a hacer familia».
Escuchamos también a Carlos, quien participa de este proyecto hace tres años, y realiza diversas tareas:
«Hacemos escucha, ayudamos en la cocina, limpiamos, acompañamos a los chicos en su proceso, no todos vienen por consumo, vienen por distintas cosas, y estamos acompañando como dice nuestro lema , en el cuerpo a cuerpo. […] De mi parte es algo lindo, ayudar a las personas a salir de una adicción, por que no se sale solo, sino que también necesitas que alguien esté al lado tuyo, que te ayude a no bajar los brazos, el acompañamiento siempre se necesita.»
Leandro, Atravesó la problemática de consumo y hoy forma parte del equipo, poniéndose al frente de diversas actividades comunitarias:
«Cuando llegué, estaba como sabemos decir nosotros, como Cristo roto, re mal , con consumo de mucho tiempo. Llegué al espacio y me sentía sapo de otro pozo. […] No me quedé con eso y seguí viniendo a conocer la gente que me quería ayudar. Con el tiempo me di cuenta que era un lugar donde me sentía bien, recibía amor. Pude darme cuenta que era como estar en casa, donde podía sentir el amor de una familia».