El endeudamiento en la Argentina ya no es una herramienta transitoria para sortear una urgencia, sino una condición estructural de la economía doméstica. Así lo concluye el último informe del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), que revela que 9 de cada 10 hogares del país tienen al menos una deuda activa, y que en muchos casos estas deudas se multiplican y profundizan en un contexto de crisis prolongada.
El estudio, que se llevó a cabo mediante 4.200 encuestas en las 24 jurisdicciones nacionales, estuvo dirigido a personas mayores de 18 años responsables de las finanzas familiares. Los datos corresponden a mayo de 2025 y actualizan un informe anterior de julio de 2024. Aunque la proporción de hogares endeudados bajó levemente del 93% al 90%, los niveles de compromiso financiero y las características del endeudamiento reflejan un cuadro aún más preocupante.
“La creciente utilización de crédito para satisfacer necesidades básicas como la alimentación, revela un empobrecimiento de los hogares que va más allá de la coyuntura económica”, señala el documento del IETSE.
Crédito para comer
El informe destaca que el principal instrumento de endeudamiento es la tarjeta de crédito, que representa el 30,5% del total de las deudas. Lo más alarmante es que el 58% del gasto con tarjeta se destina a la compra de alimentos, lo que convierte a este medio de pago en una forma de financiar la subsistencia cotidiana, en lugar de ser una herramienta para acceder a bienes durables o extraordinarios.
El resto de las deudas se reparte entre servicios privados (10,5%), fiado en comercios (8,8%), impuestos y expensas (8,5%), préstamos familiares o de amigos (8,4%), y alquileres (8%). En cambio, las financieras —tradicionales prestamistas informales de última instancia— apenas representan el 2,1% del endeudamiento, lo que marca un corrimiento hacia fuentes más cercanas o conocidas.
Deudas múltiples y embargos
Otro dato inquietante es que más de la mitad de los hogares tienen entre dos y tres deudas simultáneas, y el 12% tiene aún más. En muchos casos, estas deudas se originaron en 2024, pero todavía hay un 12% de familias que arrastran compromisos impagos desde 2023.
Además, el 76% de las deudas están en mora o en instancia judicial, lo que significa que no se están pagando regularmente o han sido cedidas a estudios jurídicos para su cobro. En paralelo, el 15% de los hogares ya fue embargado, ya sea en sus cuentas bancarias, sus bienes o su salario.
El informe también evidencia un círculo vicioso del endeudamiento bancario: el 34% de estas deudas proviene de refinanciaciones de tarjetas de crédito, mientras que solo el 6% corresponde a créditos hipotecarios.
Una economía doméstica al límite
El impacto del endeudamiento sobre los ingresos es significativo: más de la mitad de los hogares destina entre el 40% y el 60% de sus ingresos al pago de deudas, y un 12% supera incluso ese porcentaje. Esto deja a muchas familias al borde del colapso financiero, sin margen para enfrentar gastos imprevistos.
El panorama futuro tampoco ofrece alivio: aunque el 52% de los encuestados confía en poder resolver su situación durante este año, uno de cada cuatro ya considera que no podrá pagar sus deudas en su totalidad.
En suma, el crédito en Argentina ha pasado de ser una herramienta de desarrollo o consumo, a convertirse en el último sostén de la vida diaria para millones de personas. Un fenómeno que pone en evidencia no solo la crisis económica coyuntural, sino también el deterioro profundo del poder adquisitivo y la falta de redes de contención social.