Escándalos internacionales: ¿Qué revelan las escenas privadas de Trump y Macron?

Mariano Saravia trae una nueva columna de opinión, analizando el cambio de discurso del presidente Donald Trump acerca de Vladimir Putin, y por otro lado la situación vivida por Emmanuel Macron y su esposa.
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Esta semana, dos episodios personales con líderes mundiales como protagonistas reavivaron el debate sobre los límites entre la vida privada y la función pública. ¿Hasta qué punto un conflicto íntimo puede tener consecuencias políticas? La pregunta no es nueva. En la Facultad de Comunicación Social, se suele recordar el caso —real o no— de un intendente estadounidense que, tras atravesar una crisis familiar, llegó a abandonar incluso a su mascota preferida: un pececito. ¿Tenía eso relevancia pública? ¿Era simplemente un asunto privado?

Los hechos de esta semana permiten reformular esas preguntas con nombre y apellido. Por un lado, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, sorprendió al cambiar bruscamente su discurso sobre Vladimir Putin. Luego de múltiples elogios y reuniones con el mandatario ruso, ahora declaró que «está totalmente loco», tras una llamada en la que intentaron avanzar en una posible solución para terminar con la guerra. Más allá de lo personal o de lo que se piense sobre Trump o Putin, lo cierto es que esta reacción refleja el nerviosismo de una potencia que ya no logra imponer una agenda internacional. «Ya ni siquiera puede obligar a un país pequeño como Ucrania a aceptar la negociación que él está buscando», se advierte.

El segundo caso involucra al presidente de Francia, Emmanuel Macron. En una visita oficial a Vietnam, las cámaras de Associated Press captaron el momento en que su esposa, Brigitte, le da una cachetada al bajar del avión presidencial. Él intenta disimular, saluda a la prensa y más tarde le ofrece el brazo, que ella rechaza. Podría haber sido solo una anécdota doméstica, pero la respuesta oficial del gobierno francés encendió aún más el escándalo. Primero aseguraron que las imágenes eran falsas, generadas con inteligencia artificial. Luego, cuando AP confirmó su autenticidad, hablaron de «una pequeña disputa de pareja». Y, finalmente, la versión más llamativa: que todo había sido una broma para distenderse antes de la visita.

Macron ya venía de un episodio polémico en el tren hacia Kiev, cuando fue filmado escondiendo con disimulo una bolsa blanca mientras viajaba con líderes de Alemania y Reino Unido. En ese momento, el Palacio del Elíseo también ofreció explicaciones contradictorias.

Estos episodios, que podrían parecer anecdóticos o propios de la intimidad, abren interrogantes sobre la salud política de los líderes, su imagen pública y, sobre todo, su capacidad para representar a sus países en el complejo escenario internacional. Como se planteaba en aquel caso del intendente y su pececito, lo personal no siempre queda encerrado en lo privado. A veces, salpica la política de maneras inesperadas.

Escuchá la columna completa de Mariano Saravia acá:

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