La crisis en la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) vuelve a escalar y suma un nuevo capítulo de incertidumbre para su personal. La empresa confirmó la apertura de un programa de retiros voluntarios con el objetivo de reducir alrededor de 200 puestos de trabajo, una medida que se agrega a la caída sostenida de la actividad productiva y al progresivo deterioro de la situación económica de la compañía. El anuncio, que se conoció esta semana, marca uno de los recortes laborales más significativos en la fábrica con sede en Córdoba desde su reestatización.
El proceso de deterioro comenzó a profundizarse tras la asunción del presidente Javier Milei, cuando la empresa empezó a enfrentar una serie de ajustes presupuestarios, demoras administrativas y, principalmente, una marcada falta de contratos con el Estado nacional. Históricamente, alrededor del 80% de los ingresos de FAdeA provienen de encargos oficiales, especialmente de trabajos realizados para la Fuerza Aérea Argentina. La cancelación o discontinuidad de estos acuerdos dejó a la fábrica prácticamente sin actividad, con talleres detenidos, proyectos suspendidos y un nivel de producción que no logra sostener su estructura operativa.
En este contexto, a mediados de año la empresa ya había implementado un esquema laboral rotativo que redujo la presencialidad del personal a solo tres días por semana. Bajo esta modalidad, las y los trabajadores perciben apenas el 80% de sus salarios, según informó el medio Cba24N. La medida, presentada entonces como temporal, se mantuvo durante meses y ahora se profundiza con el lanzamiento del retiro voluntario, que apunta a un recorte de personal sin despidos directos pero con un fuerte impacto económico y social.
Desde el Sindicato de Trabajadores Aeronáuticos, que agrupa a parte del personal de FAdeA, advirtieron que la planta atraviesa un escenario de pérdida acelerada del poder adquisitivo y describieron la situación como “complicada”. Las familias, explicaron, deben afrontar salarios reducidos, incertidumbre sobre la continuidad laboral y la imposibilidad de proyectar ingresos futuros en un contexto inflacionario.

