Por Facundo Piai
Las últimas actualizaciones publicadas por la Organización Mundial de la Salud muestran que los contagiados por Covid ya llegan a los 38 millones y los decesos superan el millón en todo el mundo, con rebrote preocupante en Europa. Con su avance, la diseminación de la enfermedad pone a prueba a la sociedad toda; es decir, el modo en que organiza las fuerzas productivas para generar riquezas y distribuirlas, la capacidad de respuesta del sistema sanitario, la responsabilidad de sus miembros, como así también las prioridades que esa sociedad elige o, simplemente, se le imponen. En definitiva, lo que la pandemia evidencia es una profundización de las asimetrías sociales preexistentes en casi todo el mundo.
Si bien la recuperación de las economías es incierta dada la magnitud del desplome y a la dificultad que las sociedades tienen para controlar el virus, el FMI proyecta que el PBI mundial se contraerá menos de lo que preveía meses antes. No obstante, como en toda crisis, no todos los sectores de la economía sufren la caída económica del mismo modo. Las actividades más afectadas por las restricciones a la circulación (industria aerocomercial, el turismo, el sector gastronómico, el transporte y las petroleras) tienen su contracara en aquellas que se adecúan a la perfección a la dinámica que propone la pandemia, es el caso del comercio electrónico o las plataformas de entretenimiento vía streaming, cuya demanda creció. Pero también hay otros negocios beneficiados cuya demanda no creció pero sí se aligeraron sus costos y egresos. Se trata de las aseguradoras.
Las ganancias de quienes venden la sensación de saberse protegido también engordaron. Así, los seguros de autos cobran la misma póliza pero tienen menos gastos al haber disminuido la circulación de autos y por tanto de accidentes. Algo parecido ocurre con el negocio de la medicina prepaga, las aseguradoras continuaron percibiendo ingresos de sus afiliados en lo que va de pandemia mientras que los sanatorios estuvieron vacíos durante varios meses, cuando sus afiliados dejaron de concurrir a los consultorios por temor a contagios. Un informe publicado por un organismo que nuclea a clínicas y sanatorios (Adecra Cedim) concluye que durante los momentos de confinamiento más estricto, y por tanto de menor circulación del virus, las cirugías generales cayeron en más de un 70% y las consultas por emergencias también disminuyeron en cifras similares. Igualmente, las internaciones por problemas cardiovasculares se redujeron un 60% en relación al período prepandemia.
En la misma sintonía, de acuerdo a un estudio realizado por miobrasocial.com.ar, más del 70% de los afiliados a prepagas encuestados no usó servicio médico alguno. A todas luces, en un esquema de salud mercantilizada como el que tenemos, la caída de la demanda de servicios de salud significa un quebranto para gran parte del sistema privado de salud. Al mismo tiempo, la caída de la demanda significa un alivio para los intermediarios entre el paciente y la clínica, aquellos que no tienen infraestructura ni aparatología que amortizar y por tanto acumularon un excedente y liquidez durante los primeros meses sin precedentes.
La crisis sanitaria e improductividad
La última información epidemiológica publicada por el Ministerio de Salud de la Nación da cuenta que Argentina atraviesa los momentos más críticos al estar en las puertas del millón de contagios acumulados, cuando las muertes confirmadas ya llegan a las 30 mil. En efecto, la capacidad de respuesta del sistema sanitario ya está debilitada y próxima a colapsar por la saturación, comentan los infectólogos. En Córdoba, la respuesta del sistema sanitario privado está muy resentida. Juan Gras, presidente de la Asociación de Clínicas Privadas, confirmó en una entrevista radial que las unidades de terapia intensiva de la oferta privada están al borde de la saturación, al haber un 90% de ocupación. En efecto, en este estado de situación, quienes tienen cobertura de salud prepaga no tienen asegurada una cama de internación en caso de requerirla.
La fragilidad del sistema de salud nos lleva a preguntarnos: ¿adónde va a parar el dinero que las prepagas obtienen del gran negocio de venderle seguros de salud a la población más joven, sana y de mejores ingresos? ¿Qué fue del excedente derivado de la caída de la demanda de servicios médicos? ¿Ese excedente se reinvierte para capitalizar el sistema sanitario o busca acaso fugarse en busca de otras rentas?.
El dinero nunca duerme
Sí de medicina prepaga se trata no podemos dejar de mencionar a la máxima autoridad de Swiss Medical. Claudio Belocopitt es seguramente el CEO de prepagas más reconocido por estar al frente de una de las aseguradoras más importantes y por su alto perfil público. Su pose es la de un hombre de negocios de la ficción hollywoodense al que Gordon Gekko tiene poco que envidiar. De hecho, con aquel personaje personificado por Michel Douglas en Wall Street no solo comparte su apariencia de magnate extraordinario. También es diestro para las artes de la renta financiera, el mundo bursátil y la evasión. Hasta se las rebuscó para ser beneficiario de algunos de los programas del Gobierno nacional para empresas que atraviesan problemas por la coronacrisis al percibir el ATP. Pero el dueño del 40% de las acciones de América TV no fue el único empresario del sector que cobró el sueldo mediante Anses. El director general de Medifé también recibió un aporte directo del Estado para cubrir su sueldo. Otro rasgo común dentro de los directorios de estas empresas es la apertura de firmas fantasmas en paraísos fiscales. La información que salió a la luz mediante los Panamá Papers nos dice que además del mismo Belocopitt; el presidente de Omint, Juan Carlos Villa Larroudet; el ex CEO del Grupo Sancor Seguros, Néstor Abatidaga; tienen entidades offshore a su nombre. Se trata de estructuras utilizadas eventualmente para fugar dinero a espaldas del fisco.
Más del 70% de los afiliados a prepagas encuestados no usó servicio médico alguno.
Sobre la relación entre el negocio de las aseguradoras que se caracterizan por manejar gran volumen de liquidez de dinero y la valorización del mismo en el mercado bursátil, el director del BCRA Arnaldo Bocco vinculó al sector con los movimientos especulativos sobre el dólar. En una videoconferencia organizada por la CTA, el economista dijo que distintas sociedades de bolsa, junto a fondos comunes de inversión y diferentes actores de la especulación financiera toman los pesos proveniente de diferentes sectores que manejan gran liquidez (uno de ellos es la medicina prepaga), los sacan del sistema financiero bancario tradicional y los canalizan hacia instrumentos bursátiles que terminan presionando sobre el tipo de cambio. Afirmaciones que se corresponden con una investigación publicada el mes pasado en El Destape web sobre la compra de bonos por grandes empresas para hacerse de dólares y depositarlos en cuentas en el exterior. En la misma se revela que, a fines de agosto, después de Telecom, Swiss Medical fue la segunda compañía en adquirir mayor volumen del bono dual AY24, comprado en pesos y vendido en dólares en mercados externos. Operaciones con fuerte repercusión en el dólar contado con liquidación cuya brecha con la cotización oficial genera actualmente expectativas devaluatorias.
A todo esto, las empresas aseguradoras tampoco sufrieron los últimos cuatro años con la misma fatalidad con que acusó el golpe el sector productivo. Pese a la destrucción de puestos de trabajo y a los más de 300 puntos porcentuales de aumento de su cuota no perdieron un volumen de adherentes considerable, puesto que se trata de una demanda inelástica de un servicio esencial.
Artículo publicado originalmente en La Nueva Mañana