En diálogo con Radio La Ranchada, su hermana Nicolasa relató que fueron informados el 17 de junio de que Cristina “había prendido fuego y se había incendiado”. Sin embargo, expresó fuertes dudas sobre la versión oficial del Servicio Penitenciario: “Nos dijeron que ella provocó el incendio, pero no creemos que haya sido así. Estaba en una antesala, una pieza mínima donde solo hay un colchón y un inodoro de lata, sin posibilidad de tener cordones, cortinas ni encendedores. No entendemos cómo pudo generarse el fuego”.
Cristina atraviesa una situación crítica. Nicolasa contó que su hermana está entubada, con el cincuenta por ciento del cuerpo quemado, incluyendo quemaduras graves en la cara, las manos y los pulmones: “Los médicos nos dijeron que tiene neumonía, los pulmones inflamados, y que hay que esperar un milagro. Tengo mucha fe en Dios de que se va a recuperar, pero pedimos justicia. Esto no puede pasarle a ninguna otra persona privada de su libertad”.
Además del caso puntual de su hermana, Nicolasa hizo un llamado a visibilizar las condiciones de detención en Bower: “No hay atención médica, no hay atención de psicólogos ni a enfermeros. Duermen en el suelo, les dan una sola frazada, la comida es un asco. No hablo solo por mi hermana, hablo por todas las personas detenidas que están muy mal tratadas”.
La familia de Cristina ya realizó una denuncia formal, pero denuncia falta de respuestas por parte de la justicia. “Mi mamá hizo la denuncia, mi hermana y mi cuñada fueron a Tribunales a pedir un resguardo, porque tenemos otros familiares detenidos. Los atendieron muy mal. Sentimos que quieren esconder esto en un cajón. Por eso lo hacemos público”, afirmó Nicolasa.
El reclamo central es claro: justicia y garantías para todas las personas privadas de su libertad. “Pedimos que alguien vea lo que pasa adentro, no desde afuera. Lo que pasa en Bower es muy grave. No queremos que mi hermana vuelva ahí, porque no sabemos si va a salir con vida”.
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