Esteban «Gringo» Castro, dirigente social con un destacado recorrido en el campo popular y secretario de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), remarca la alianza estratégica de la producción con la solidaridad y este panorama junto a las grandes empresas.
¿Se necesita un avance con el sector cooperativista en este plan organizativo de otro tipo de consumo y alimentación que lleguen a la canasta? ¿Qué papel juegan la grandes empresas en este panorama?
«Dentro de la economía popular hay una expresión muy importante de lo que es el movimiento de empresas recuperadas, y que también en las sucesivas crisis hubo patrones que dejaron en banda a los trabajadores que luego dieron abastecimiento y producción», expresa Castro.
Construir una alternativa que pueda «convivir» con las empresas, y no «competir», es el punto que remarca el dirigente: «Cualquiera sabe que el fuego se prende desde abajo; a la economía popular le falta fuego», ejemplifica.
«Hay infinidades de articulaciones de trabajo y servicios y en cuestiones productivas podemos generar más lazos entre producción y nuestras organizaciones de base en los distintos conurbanos y provincias»
El dirigente también destaca que «hay claridad de que se concentra la economía y deja pobreza», por lo cual si bien no espera «que la resolución del problema sea de las empresas», considera hay que hacerlos parte», remarca.
«Nos vamos a hacer visibles a favor de un sector que necesita democratizar la concentración económica para poder vivir… «
Castro también remarca que en el recorrido de plantear «la economía popular», el objetivo es mejorar la organización del pueblo, y luego dejar el camino abierto para incluir a las personas en la posibilidad que ofrece la gremialización.
«Somos la continuidad de una línea histórica que viene desde los pueblos originarios y las grandes opresiones que se vivieron en Latinoamérica hasta ahora. No nos tenemos que olvidar de eso, porque quedaron y quedan muchos compañeros en el camino».
La dimensión espiritual del avance de la UTEP, es un proceso que el dirigente considera «sanador» :
«El individualismo contribuye en no creer en otra cosa que vos mismo. Lo que llamamos economía de cuidado es el planteo de la economía popular que estaba garantizado día a día por el trabajo de nuestras compañeras, y eso influyó en nuestra sanación. Con el tiempo fui incorporando conceptos que colaboran mucho a la mirada integral de la idea de espiritualidad y religiosidad popular», explica Castro.
«En la Biblia vemos como estar al servicio de los demás contribuye a combatir la idea liberal… Desde la cuna fui peronista e hincha de San Lorenzo, que está vinculado con un cura que organizó un club – pero el proceso que han vivido muchos militantes del campo popular genera una transformación que permite entender que en los momentos más difíciles… se pueden construir espacios de felicidad«.