Granja, fútbol, cerámica, natación y lectura alguna de las actividades que convocan a los chicos y chicas alojados en el Complejo Esperanza y en la casa de Obispo Trejo, respectivamente.
El director del Complejo Esperanza y Subsecretario de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, (SeNAF) Antonio Franco, considera fundamental sostener actividades formativas y recreativas, sobre todo en la pandemia. Si bien los talleres se desarrollaron durante todo el año, en esta etapa se adaptaron horarios y días.
Franco señala que el acompañamiento de los diferentes equipos de docentes y socioeducadores fue significativo teniendo en cuenta que las visitas se resintieron para evitar posibles contagios del Covid 19.
Las rutinas son similares en todos los centros socioeducativos que integran el Complejo Esperanza. Tras desayunar, comienzan alguna de las propuestas que tienen en los diferentes centros socioeducativos.
El 80 por ciento de los varones eligen el fútbol, pero además participan en los talleres de cerámica, granja y natación. Las chicas, además de las actividades que hacen los compañeros, tienen el taller de costura en donde su producto principal es el barbijo.
Mariano, profesor de cerámica hace 15 años en el Complejo, reconoce en sus alumnos y alumnas dos líneas de trabajo: una formal y otra informal. En la primera, se aprenden las técnicas, los hábitos que requiere la actividad, respetar el horario, enfrentar desafíos y estar dispuestos a nuevos aprendizajes, posicionarse desde otro lugar. “No desde el pibe o la piba que cometió un delito, sino desde el creador o creadora de una pieza artística”, acota.
En el espacio de trabajo informal, que para el profesor es el “más interesante”, se genera otro tipo de encuentros en donde las exigencias se relajan. “Un cumpleaños o un cierre de una etapa del año sirven para hablar de temas más sensibles y profundos en donde reflexionan y comparten experiencias de sus vidas”, sostiene
El taller de cerámica funciona en dos turnos, por la mañana y por la tarde. Para los chicos se dictan clases dos días a la semana y para las mujeres tres. Los objetos que construyen generalmente se los regalan a sus familiares y otros son para exhibirlos en las ferias que se realizaban antes de la pandemia.
Granja. Otro espacio de capacitación la laboral es la granja, a cargo de Diego Capra. “La granja no se detuvo nunca”, dice y asegura que el lugar no solo sirve para el aprendizaje sino que cumple una función terapéutica. Es el caso de Fernando, que aprendió a preparar el balanceado con maíz entero y el producto vitamínico para darles a los cerdos.
Campeonato de fútbol. Si bien casi todos los chicos juegan al fútbol, los pibes del centro socioeducativo “Nuevo Sol” están muy concentrados: juegan un campeonato que finalizará el 28 de enero con una “gran choripaneada”.