Un profundo pesar atraviesa este fin de semana a Córdoba tras conocerse la noticia del fallecimiento de Pabla Teresa “Pituca” Avendaño, una figura imprescindible del sur de la ciudad. Feminista, militante social y apasionada del tango, “Pituca” dejó una huella indeleble en el barrio Villa El Libertador, donde dedicó su vida a acompañar a los sectores populares y a darles voz desde la radio comunitaria.
Nacida el 10 de agosto de 1932 en La Salinita, cerca de San José de las Salinas, Pabla Avendaño llegó a Córdoba junto a su madre cuando era una niña. Desde muy joven trabajó como mucama y niñera cama adentro, como tantas mujeres humildes que llegaron a la ciudad en busca de oportunidades. Pero su destino no se limitaría a servir puertas adentro: con el tiempo se convirtió en una referente barrial y feminista pionera, mucho antes de que esas palabras se hicieran comunes en el lenguaje cotidiano.
En Villa El Libertador, uno de los barrios más postergados pero también más combativos de la capital cordobesa, “Pituca” se transformó en un símbolo de organización y solidaridad comunitaria. Desde allí impulsó actividades culturales, apoyó comedores y acompañó luchas sociales que marcaron las últimas décadas en la provincia.
Durante más de 30 años condujo el programa “El Tango y sus amigos” en la 90.1 FM Sur, una emisora comunitaria que le permitió unir sus dos pasiones: el arte popular y el compromiso social. Con su voz cálida, su humor inconfundible y su amor por el 2×4, Pituca se convirtió en compañía diaria para miles de oyentes del sur cordobés, llevando el tango a cada casa del barrio y a los corazones de quienes la conocieron.
Con una vida de entrega, “Pituca” fue madre, trabajadora, militante y comunicadora popular. Representó a una generación de mujeres cordobesas que, sin ocupar cargos públicos ni aparecer en los grandes medios, construyeron desde abajo la trama social que sostiene a los barrios.
Este sábado 25 de octubre, a los 93 años, su partida deja un vacío enorme, pero también una historia que se multiplica en cada organización barrial, en cada radio comunitaria y en cada mujer que levanta la voz por justicia y dignidad.
Vecinos, colegas y militantes expresaron su profundo reconocimiento y afecto, destacando que Pituca fue “una madre del pueblo” y una de esas personas que “hacen más por los demás que por sí mismas”. En redes sociales, su nombre se volvió tendencia local entre mensajes de despedida y agradecimiento por su ejemplo de vida.

