Frente a la cultura del consumo, el padre Daniel Blanco invita a reflexionar sobre la solidaridad comunitaria rescatando la necesidad de organizarse por la justicia social.
El padre Daniel Blanco, párroco en la zona de Argüello, compartió sus reflexiones sobre el significado de la Navidad en el contexto actual de Córdoba. El sacerdote destacó que esta celebración debe centrarse en la unión familiar, la solidaridad y lo colectivo, alejándose de la carrera desenfrenada por el consumo y lo comercial. Según Blanco, la mentalidad consumista a menudo apaga el verdadero sentido de la Navidad, que es el encuentro entre Dios y la humanidad, así como entre las personas dentro de su comunidad.
En los sectores populares, la festividad se vive intensamente desde el contacto humano, aunque también se experimentan con dolor las divisiones sociales y económicas. El párroco señaló que, a pesar de las dificultades económicas que sufren muchas familias, persiste una semilla de esperanza que impulsa a la gente a seguir trabajando por la justicia, el diálogo y el respeto de los derechos. En este sentido, rescató el concepto del Papa Francisco de una «Iglesia en salida», que no espera en los templos, sino que busca activamente a los sufrientes, como se plasma en el libro Nadie se salva solo, que recoge experiencias de la pastoral de adicciones.
Finalmente, Blanco hizo un llamado a mantener la esperanza como un motor de transformación individual y colectiva. Recordó la figura de Monseñor Angelelli, a propósito de cumplirse próximamente 50 años de su martirio, citando su pedido de valentía para buscar soluciones a la falta de trabajo, educación y vivienda. El mensaje final del párroco subrayó la interdependencia humana: en un mundo atravesado por guerras y crisis, es fundamental entender que nadie se salva solo y que es necesario seguir «pechando juntos» para construir la paz y la dignidad.

