El seguro de salud argentino nació a mediados del siglo XX impulsado por los sindicatos y bajo criterios de equidad y solidaridad, aunque a principios del siglo XXI emergieron los sistemas de medicina prepaga, marcando una diferenciación crucial en la cobertura sanitaria.
La historia de las obras sociales sindicales se remonta a mediados del siglo XX en Argentina, un período en el que los sindicatos ganaron gran protagonismo político y social, especialmente durante el gobierno de Perón, cuando se sancionaron leyes que fortalecieron la economía sindical. Este sistema de salud se estableció con aportes desde el salario y se basa en criterios de equidad y solidaridad, cubriendo a la mayoría de la población económicamente activa.
Existe una diferencia fundamental entre las dos modalidades principales de cobertura: Las obras sociales son entidades solidarias y equitativas, reguladas por la Superintendencia de Salud y las Leyes 23.660 y 23.661. En contraparte, las empresas de medicina prepaga son de carácter privado y operan bajo una modalidad de asociación voluntaria, rigiéndose por la Ley 26.682. Las obras sociales, a su vez, pueden clasificarse en nacionales, provinciales, aquellas creadas por una ley especial y las destinadas a jubilados.