En este encuentro el sumo pontífice señaló: «Según informes oficiales el ingreso mundial de este año será de casi 12,000 dólares por cápita. Sin embargo, cientos de millones de personas aún están sumidas en la pobreza extrema y carecen de alimentos, vivienda, atención médica, escuelas, electricidad, agua potable y servicios de saneamiento adecuados e indispensables. Se calcula que aproximadamente cinco millones de niños menores de 5 años este año morirán a causa de la pobreza. Otros 260 millones carecerán de educación debido a falta de recursos, las guerras y las migraciones.»
Por este contexto, continuó Francisco, propició que millones de personas sean victimas de trata, del trabajo forzado, de la esclavitud y la venta de órganos.
Fue contundente en un mensaje de esperanza: «El principal mensaje de esperanza que quiero compartir con Ustedes es precisamente éste: se trata de problemas solucionables y no de ausencia de recursos. No existe un determinismo que nos condene a la inequidad universal. Permítanme repetirlo: no estamos condenados a la inequidad universal.»
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