La designación fue anunciada por el ex presidente Donald Trump y ha despertado críticas por el perfil del candidato y sus declaraciones públicas. “Peter Lamelas es un médico cubano-americano, dueño de algunas clínicas en Florida, sin trayectoria política. Como muchos que rodean a Trump, no proviene del mundo diplomático”, explicó Andreis. Desde su perspectiva, el nombramiento se enmarca en el estilo de política internacional del ex mandatario estadounidense: “Es un eslabón más de su forma de actuar. Deja de lado cualquier forma diplomática con respecto a los países, lo que nos toca particularmente porque ahora se trata de Argentina”.
Entre las declaraciones que generaron malestar, el futuro embajador dijo que planea reunirse con los gobernadores argentinos “para evitar que se corrompan ante otros países”, en clara alusión a China. Al respecto, el especialista remarcó: “Ha comentado que va a hablar personalmente con cada gobernador porque Argentina es un país federal. Pero eso roza lo inaceptable en términos diplomáticos. Los chinos, por ejemplo, han expresado su disgusto porque, si algo saben hacer, es diplomacia”.
Además, Andreis advirtió sobre una creciente injerencia en los asuntos internos de América Latina: “Trump amenazó con aranceles del 50% a Brasil si Lula no libera a Bolsonaro. Y su hijo, que vive en Estados Unidos, dijo que no va a haber elecciones si su padre sigue preso. Es una amenaza de golpe. Lo mismo con Israel: amenazó con cortar la ayuda si no dejan de juzgar al primer ministro. Y ahora se suma Argentina”.
El especialista también se refirió al intento del embajador designado de influir en el Poder Judicial argentino: “Dijo que Cristina Fernández debe ser bien condenada. Eso es injerencia directa en un poder del Estado. Ya lo hizo con Brasil, donde a jueces les retiraron las visas y se les prohibió la entrada a EE.UU.”.
En cuanto a su rol futuro, Mariano Andreis considera que Lamelas podría tener un papel activo en la política local: “Ya lo está teniendo a nivel mediático, y probablemente lo tenga también en los hechos. Porque si alguien se da el lujo de decir esas cosas es porque desde acá también se lo permiten. El Poder Ejecutivo probablemente lo acepte”.
Finalmente, señaló que este tipo de discursos, si bien parecen antiguos, están más vigentes que nunca: “Se están naturalizando estos dichos, como si todo valiera, y no es así. Esta gente se toma licencias que en algún momento van a ser facturadas. No se puede hablar con esa liviandad sobre un país con historia, con orgullo nacional y con un profundo sentido de soberanía”.
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