Teresa «Peti» Saravia, del Instituto de Culturas Aborígenes de Córdoba, expresó la necesidad de difundir la cultura y visibilizar a los pueblos originarios. La historia invisibilizó la presencia de estos pueblos en pos del colonialismo y la evangelización, y es un camino que es necesario desandar.
«Decían que en Córdoba no había aborígenes, el entonces gobernador Eduardo César Angeloz lo afirmaba», explica Saravia. «Por el otro lado, Primatesta, cardenal de Córdoba, decía que había que ‘festejar porque había llegado la evangelización'», remarca.
Desde la fundación del Instituto de Culturas Aborígenes, destacan que rituales como el del 1 de Agosto con la celebración de la Pachamama, son la muestra de que la cultura originaria está presente, y que no puede ser reemplazada y negada por las culturas europeas. ¿Y por qué se niega la presencia de estos pueblos?
«Nadie quiere reconocer la presencia de aborígenes, porque cuando se habla de indios se habla de tierras, y cuando se habla de tierras se habla de reclamos», destaca Peti, en función a los derechos de quienes habitaban estas tierras.
«Alberdi, donde está el Instituto, se llamaba Pueblo de La Toma; era un nombre que refería a los ancestros, a quienes vivían antes de la llegada del pueblo español. Aquí nos hemos encontrado con mapuches, ranqueles, guaraníes, coyas, guaraníes, etc… Porque América somos todos», destaca Saravia.
«Ayer los vecinos nos han insultado, nos dijeron indios sucios, vagos, atorrantes, porque estábamos tres personas acomodando en el culto a la Pachamama, nuestra celebración. A los demás credos les dieron espacio para hacer sus rituales». No es nada fácil, nunca fue fácil, porque hace 526 años que venimos luchando, porque existíamos antes del Estado».
«Al decir que veníamos de los barcos, enterramos al indio», remarca Saravia, quien este 1 de Agosto harán el ritual con ofrendas, con cuatro personas presentes. «A la Pachamama le gusta lo que nos gusta a nosotros, comer, tomar un ben vino, agua, caramelos, etc», finaliza Peti Saravia, remarcando que si de verdades se trata, hay muchas y todas deben ser escuchadas y no impuestas.
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