Con dos periodos consecutivos al frente de la comisión vecinal, el presidente Javier Leonardi y su equipo consolidan un modelo de participación que prioriza la seguridad y la recuperación de espacios, mientras la asignatura pendiente del asfalto se convierte en su cruzada actual.
Desde hace dos periodos consecutivos, sumado a una gestión inicial como interventor, Javier Leonardi lidera el centro vecinal del barrio Quebrada de las Rosas. Su grupo ha logrado revalidar su liderazgo en las urnas vecinales y se prepara para la asunción de la próxima presidenta, que pertenece al mismo espacio y con quien solo han rotado los roles, manteniendo la misma fuerza y entendimiento.
La primera gran mejora lograda por este equipo, según Javier, fue precisamente la capacidad de armar un grupo cohesionado y sin verticalismos, donde cada voz tiene el mismo peso que la del presidente, tesorero o secretario. Esta base sólida les ha permitido asumir numerosos desafíos con éxito.
Entre los logros más destacados de la gestión se encuentran la instalación de luces LED por sistema de presión, un tema que antes generaba muchas molestias. El barrio se ha consolidado como pionero en la implementación de alarmas comunitarias, financiadas inicialmente por los propios vecinos. Más allá de las alarmas en sí, el mayor valor reside en el protocolo de uso que los vecinos han aprendido y adoptado. La experiencia de Quebrada de las Rosas en seguridad ha trascendido sus límites, convirtiéndose en formadores de coordinadores de alarmas y capacitadores en protocolo para vecinos de otros barrios e incluso de otras provincias, como Jujuy, donde se inauguraron alarmas comunitarias el año pasado. Los vecinos han demostrado un gran compromiso, llegando incluso a visitar el 911 para entender el funcionamiento del sistema de emergencias.
Gracias al éxito del primer sector con alarmas, el barrio pudo acceder a la Plaza Luna Cautiva, un espacio que no estaba programado y que llegó por añadidura. Esta hermosa plaza en el centro del barrio cuenta con luz Led, juegos y alarmas, y lleva su nombre en homenaje al Chango Rodríguez, quien fuera vecino de Quebrada de las Rosas.
En el ámbito cultural, el año pasado se logró la inauguración de su centro vecinal y, de manera notable, la puesta en función de un teatrino con casi 65 o 70 años de antigüedad. Este histórico espacio, que pudo haber sido cuna del cuarteto al haber albergado actuaciones de figuras como Cuarteto Leo y La Mona, fue recuperado y puesto a disposición de los vecinos, marcando un gran logro cultural para el barrio.
Sin embargo, a pesar de los avances, hay una asignatura pendiente que se arrastra desde gestiones anteriores: el asfalto. El barrio cuenta con aproximadamente 2000 metros de calles sin pavimentar. Esta falta de infraestructura no solo afecta el desplazamiento, sino que representa un serio problema de seguridad. La mala condición de las calles también deteriora los móviles policiales y obliga a los recolectores de basura a detenerse a una cuadra, afectando la calidad de vida de los residentes.
El centro vecinal ha llevado adelante el reclamo con expedientes, fotos y firmas, siempre con el apoyo de los vecinos. Se busca el compromiso de todos los actores relevantes, incluyendo las autoridades municipales y provinciales, ya que la seguridad es un tema que ha dejado de ser exclusivo de la policía para convertirse en una responsabilidad compartida. Afortunadamente, existe un buen diálogo con las autoridades del CPC, lo que ha permitido un mayor avance en los últimos tiempos con la esperanza de que el asfalto finalmente llegue.