El memorable pintor argentino Ricardo Carpani dejó una marca en el arte popular argentino y latinoamericano. Hoy es recordado por su fuerte compromiso con las causas sociales, pues logro plasmar en sus trabajos, problemáticas tales como el desempleo, la situación de los trabajadores y los pobres, como así también temas de relevancia nacional. Te invitamos a recorrer parte de su vida y legado artístico.
El arte popular argentino goza de una vastedad imposible de abarcar en una sola pincelada, aunque un repaso minucioso por la obra de l*s artistas más influyentes, quizá nos diga algo sobre potencial creativo de nuestro pueblo. Quien dedico gran parte de su vida a retratar la miseria, el hambre y las desigualdades sociales fue el memorable pintor y artistas plastico Ricardo Carpani, quien nació en Buenos un 11 de Febrero de 1930 y tuvo que exiliarse durante los años 70 a España, lugar desde donde comenzaría una gira por varios países del globo exponiendo sus dotes de pintor y escultor.
Como artista plástico, comenzó a cultivar su talento en el taller de Emilio Pettoruti en la década del 50. Allí, logró identificarse con la pintura de Lino Spilimbergo y los muralistas mejicanos, así como con los dibujos de Guillermo Facio Hebecquer. Sus primeras obras, de fuerte contenido social como lo serán durante el resto de su vida, vieron la luz en 1956 y 1957 durante la resistencia peronista.
Grupo «Espartaco»
Ya en el movimiento «Espartaco» surgido de la necesidad de reflejar la problemática de los sectores populares a través de un arte con valores nacionales y latinoamericanos, Carpani comenzó a adquirir un notable protagonismo. Junto a otros artistas entre los que se cuentan Rafael Squirru, J.M. Sánchez, Claudio Antonio Piedras,Esperilio Bute, Pascual Di Bianco, Mario Mollari y el mismo Ricardo Carpani, lanzaron en el año 1959 el grupo, Influidos por el Manifiesto de Arte Revolucionario Independiente de 1938 surgido de la mano de Diego Rivera, André Breton y León Trotsky, que buscaba plasmar su arte en el espacio público, llevarlo a murales y a las calles para llegar a las multitudes. El nombre se tomo en homenaje a la liga espartaquista capitaneada por Rosa Luxemburgo, movimiento obrero alemán de raíz marxista que se conoce como consejismo. En su manifiesto «Por un arte revolucionario» se oponen al coloniaje artístico sin negar la incorporación de novedades formales.
“Es evidente que en nuestro país, a excepción de algunos valores aislados, no ha surgido hasta el momento una expresión plástica trascendente, definitoria de nuestra personalidad como pueblo. (…) Si analizamos la obra de la mayor parte de los pintores argentinos, especialmente de aquellos que la crítica ha llevado a un primer plano, observaremos como característica común el total divorcio con nuestro medio, el plagio sistematizado, la repetición constante de viejas y nuevas fórmulas, (…) La gran Nación Latinoamericana ya ha tenido en Orozco, Rivera, Tamayo, Guayasamín, Portinari, etc. fieles intérpretes que partiendo de las raíces mismas de su realidad han engendrado un arte de trascendencia universal (…) La anécdota podrá tener una importancia capital para el artista cuando aborda una temática que siente profundamente y en la cual encuentra inspiración; pero en última instancia no constituye el elemento que justifica y determina la validez intrínseca de la obra de arte, ni es de ella que emana el contenido de su trabajo. De ahí lo absurdo de cierto tipo de pintura pretendidamente revolucionaria que se limita a describir escenas de un revolucionarismo dudoso, utilizando un realismo caduco y superado. No es de extrañar entonces que por su misma inoperancia esta pintura sea tolerada, y hasta en cierto modo favorecida, (…) Es imprescindible dejar de lado todo tipo de dogmatismo en materia estética; cada cual debe crear utilizando los elementos plásticos en la forma más acorde con su temperamento, aprovechando los últimos descubrimientos y los nuevos caminos que se van abriendo en el panorama artístico mundial y que constituyen el resultado de la evolución de la Humanidad, pero eso sí, utilizando estos nuevos elementos con un sentido creativo personal y en función de un contenido trascendente” .
Fragmento del manifiesto redactado por Ricardo Carpani en 1959, publicado por primera vez en la revista Política n. º2, págs 10 y 11.
El arte como militancia política
En 1961 Carpani abandona el grupo espartaco y en 1963 comienza su acercamiento al movimiento obrero organizado, señal de esto son los afiches colmado de obreros corpulentos que comienzan a circular por Buenos Aires y luego al resto del país.
En 1964, participa de la creación del grupo “Cóndor”, con J.J. Hernández Arregui, Rodolfo Ortega Peña y otros. Poco después, ilustra la revista “Programa”. Así acompaña a esas expresiones de avanzada de la Izquierda Nacional. Al mismo tiempo, incursiona en el ensayo político: “Nacionalismo burgués y nacionalismo revolucionario” y “Nacionalismo, peronismo y socialismo nacional”.
En esos años de alza de masas, cuyo punto inicial es el Cordobazo, en mayo de 1969, Carpani acompaña, como siempre, la lucha de los trabajadores. Su mano maestra de dibujante excepcional traza imágenes indelebles, desde el “Martín Fierro”, hasta “Libertad a Ongaro y Tosco”, desde el reclamo por Felipe Vallese hasta el “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, desde los centauros gauchos hasta “Desocupados” y “En huelga”, Así, también recrea a las grandes figuras que en la política y la cultura acompañaron la larga lucha de los argentinos, desde San Martín, El Chacho y Felipe Varela hasta Perón, Evita y Cooke, desde Roberto Arlt a Atahualpa Yupanqui. En todo ese período, el artista, cada vez más conocido por el pueblo y cuyas imágenes aparecen en afiches de luchas populares de varios países latinoamericanos, continúa siendo un “maldito”, para los premios, en los salones oficiales, las galerías de arte, las cátedras… “He pasado momentos en que he sido marginado –recuerda- como consecuencia directa de mi militancia, de poner los dedos en la llaga”.
En la década del 70 se radica en Madrid, donde lleva a cabo una intensa actividad plástica y recorre Europa, Estados Unidos y Cuba, México y Ecuador. Su artista más admirado, Miguel Angel, se refleja en su vocación por la forma del cuerpo humano. Un cuerpo con contextura fuerte, musculoso, centro de la imagen. Con la reinstauración de la democracia en Argentina, Carpani vuelve a su país en 1984 falleciendo en Buenos Aires el 9 de septiembre de 1999.