La coordinadora de la Unidad Central de Políticas de Género de la Universidad Nacional de Córdoba, dialogó con La Despensa, cuando la comunidad universitaria no sale de la conmoción por el femicidio de la estudiante de Arquitectura Catalina Gutiérrez. El crimen, ocurrido el pasado 17 de julio, tiene como principal sospechoso a un compañero de estudio y amigo.
Scocozza está al frente del espacio institucional que diseña, implementa y evalúa políticas tendientes a eliminar disparidades de género en el ámbito de la Casa de Trejo.
Sobre el caso particular del último femicidio registrado en Córdoba y que golpeó a la UNC, la abogada al frente del área de género dijo que, en tanto la Justicia está interviniendo en el caso, “se reclamó desde la Universidad que se actúe con la máxima celeridad, con rigurosidad y con prolijidad en todo lo que tiene que ver con el trámite judicial”.
“Desde la Universidad Nacional de Córdoba, en un momento de gran conmoción, de sorpresa ante esta situación, se activaron absolutamente todos los dispositivos con que se cuenta para, no solamente tomar el contacto en un primer momento con la familia de Catalina, sino también con todo el grupo de estudiantes y amigos, en su contención, porque están sufriendo las consecuencias de esta situación tan trágica y lamentable”, sostuvo la coordinadora de la Unidad Central de Políticas de Género.
Y agregó: “Estamos siendo muy cautos, frente a las pericias que restan y tras las cuales se va a tener más información acerca del imputado en particular. En este tipo de casos, y hablando no solamente de violencias extremas, como este femicidio, tenemos y detectamos a través de los espacios específicos de género, de cada una de las unidades académicas y del plan de contra las violencias de género, una multiplicidad de situaciones, de distinta gravedad, donde vemos que las violencias de género son una realidad cotidiana”.
Romina Scocozza explicó en el diálogo con la radio, que antes estas situaciones “se actúa y se refuerzan los dispositivos de sensibilización, de prevención y de información, para que todas aquellas personas que estén viviendo una situación similar, primero puedan identificarlas y luego sepan que existen espacios de escucha y de contención absolutamente confidenciales, donde pueden asesorarse para pedir ayuda”.
Respecto a la causa en sí, la abogada añadió que “el imputado tiene derecho de defensa, vivimos en un Estado de Derecho y los abogados defensores verán qué estrategia utilizan, siempre y cuando no se revictimice ni se caiga en situaciones en las cuales se estigmatice a la víctima, eso no es admisible”.
Y concluyó: “Es importante que se conozca que la Universidad hace casi 10 años que cuenta con un plan de acciones y herramientas para prevenir, atender y sancionar las violencias de género, en donde un equipo interdisciplinario interviene detectando este tipo de hechos cuando las personas acuden, piden una consulta y pueden realizar una denuncia en el caso de que quieran y corresponda para sancionar a los responsables. También funciona como un espacio de acompañamiento, no solamente desde lo legal sino también desde lo psicológico, con una línea de atención específica, con otras dos líneas de trabajo que son la línea de sensibilización y prevención, con talleres y debates en mesas, para que esta temática pueda trabajarse en los distintos claustros, además de una línea de investigación que va construyendo la estadística sobre estos temas. Es muy importante que los planes de estudio incorporen de manera transversal la perspectiva de género”.
Catalina Gutiérrez tenía 21 años y fue asesinada en la noche del 17 de julio pasado. El principal sospechoso está detenido. Se trata de Néstor Soto, un compañero de Catalina en la Facultad de Arquitectura. Sobre el imputado pesa la acusación de homicidio agravado por alevosía y violencia de género, es decir femicidio.