En un 7 de agosto marcado por un ajuste brutal del gobierno nacional, miles de trabajadores y organizaciones populares se movilizaron en una jornada de unidad, reafirmando la histórica demanda de derechos básicos y denunciando una «emergencia alimentaria» que castiga a los barrios.
Este 7 de agosto, día de San Cayetano, patrón del pan y el trabajo, se convirtió en un potente escenario de reclamo ante una situación social y económica tan difícil y dura que afecta a varios sectores de la sociedad. La movilización, que se vivió con mucha fuerza en las calles, busca seguir conquistando derechos en un contexto de avasallamiento generalizado.
Una de las principales preocupaciones expresadas es la creciente falta de trabajo y el empobrecimiento generalizado. Juan, referente del merendero «Lucecita Esperanza», relató cómo asisten a cerca de 180 niños, además de ancianos y otras personas que buscan empleo, y cómo la gente se suma a los comedores por falta de alimentos en las familias de su comunidad. La discusión sobre el hambre ha escalado a la categoría de Emergencia Alimentaria, especialmente en los barrios populares donde escasean los servicios básicos y se exige una respuesta estatal urgente.
Los testominios de la jornada de hoy en la Plaza San Martín (Córdoba Capital) también resaltaron la crueldad de la política actual, que ha vuelto la situación insostenible para todas las argentin as y argentinos. Además de la escasez de alimentos y trabajo, se observa un agravamiento de problemas sociales como las adicciones y la salud mental.
La movilización no solo exigió por «tierra, techo y trabajo», sino que también se reclamó contra el avasallamiento que sufren los derechos, tanto laborales como sociales. «La patria no será entregada a los mercados internacionales, mucho menos nuestra soberanía» afirma Iilda Bustos, secretaria general de la Unión de Obreros Gráficos de Córdoba.
