Desde La Ranchada estuvimos hablando con Mónica Capdevila y con Sandra Sánchez, referentes de comedores comunitarios. Ambas contaron el difícil momento que sufren sus lugares de trabajo, donde aumentó la demanda pero los recursos son cada vez más escasos.
Según datos del Banco de Alimentos de Córdoba, en la ciudad existen 1.833 establecimientos de apoyo alimentario, en los cuáles se asiste a más de 153 mil personas. Apenas un cuarto de estos lugares está logrando cubrir las necesidades básicas de quienes concurren. Lo más alarmante, es que el 61% de los chicos y chicas presenta malnutrición por exceso (obesidad y sobrepeso), el 20% malnutrición por déficit (baja talla y bajo peso), mientras que apenas el 19% restante presenta un estado nutricional adecuado.
Con respecto a la dura situación que atraviesan los comedores, Mónica Capdevila del comedor «Abracito del Alma» de la Cooperativa San Jorge, expresó que «debido a las políticas de ajuste, los recursos escasean y la demanda ha aumentado por la escasez de trabajo«. Ante la falta de apoyo desde el gobierno nacional, se lamentó diciendo: «No nos alcanza para cubrir las necesidades alimentarias diarias que se presentan y que día a día van en progreso».
Capdevila anunció que la cantidad de personas que se anotaron para concurrir al comedor aumentó un 40 por ciento y en contrapartida destacó la merma en las posibilidades de asistencia a la comunidad. «Nuestro comedor tuvo que reducir en un 50 por ciento los días de merienda y un 60 por ciento los días de entrega de comida«, incluso hasta las donaciones han bajado porque por supuesto nadie está exento de la situación social».
Finalmente, Mónica se refirió a la disminución de la calidad alimenticia en cuanto a los productos que están entregando, donde cada vez hay menos proteínas y más carbohidratos. «Nos cuesta mucho que la gente tenga la calidad alimentaria que se merece. Esperamos que estas políticas cambien, porque nuestro esfuerzo es inmenso, pero solos no podemos», concluyó.
Por su parte, también habló Sandra Sánchez del comedor «Caritas Lilas» de Malvinas Argentinas, quien expresó que deben subsistir sin ningún apoyo nacional y con escasa colaboración provincial. «Tratamos de darle una mano a los que menos tienen, siempre dijimos que esto no lo hacemos por nada a cambio, simplemente para solidarizarse con el otro», reflexionó.
«Hay muchas familias que no pueden llegar a fin de mes y no tienen ni dos platos de comida en el día. Es la triste realidad que se vive en la Argentina y que algunas personas no quieren ver», relató Sánchez. Además, mencionó que el desempleo va en aumento, que en su mayoría las familias que atienden viven de changas y pocos tienen sueldos estables. «Entristece mucho ver que personas festejan la destrucción del Estado sabiendo que se está abandonando a los que menos tienen. Los niños nos cuentan que no alcanza, que ellos se quedan con hambre», lamentó.
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