Juan Feliciano Manubens Calvet murió en 1981. El juez entregará el viernes las propiedades a sus herederos. La disputa judicial era por USD 225 millones.
Cuatro décadas duró la disputa por la herencia del hacendado cordobés Juan Feliciano Manubens Calvet (1904-1981), un terrateniente multimillonario que se fue de este mundo sin dejar un testamento para que alguien se reparta su fortuna, calculada en aproximadamente 225 millones de dólares.
El juez civil de la ciudad de Córdoba, Carlos Bustos, entregará el viernes próximo las propiedades que eran de este hacendado a sus herederos. Y dará por terminada una novela que comenzó con la muerte del millonario en Villa Dolores 39 años atrás.
La herencia fue tasada en 2017 y se calculó en unos 225 millones de dólares. Será repartida entre varios grupos de beneficiarios. Un 40% del total irá a pagar a los acreedores ya que es la deuda acumulada después de más de dos años de juicio. Otro 35% será dividido en las cinco familias de los hermanos de Manubens Calvet, que no tuvo hijos o al menos nunca figuraron como tales ante la ley. Su historia es muy particular.
El hombre ya era rico a los 25 años, pero a los 14 ya había tomado la decisión de acumular dinero a lo que dé. Con plata de su familia compró tierras y antes de los 30 años se convirtió en “un fuerte productor agropecuario de la ciudad de Villa Dolores”, como es posible leer en un diario local de la época.
También quiso dedicarse a la política: fue diputado provincial y dos veces intendente de su ciudad. Llegó a los 40 como el poseedor de una de las mayores fortunas de América Latina.
Por eso, tras su muerte en 1981, a los 77 años, se desató una guerra para quedarse con los bienes que había conseguido Manubens Calvet entre familiares y quienes dijeron serlo.
En un bar de Córdoba capital, los hermanos Mercedes, Humberto y Matías Rodríguez reconstruyeron la historia. “Nuestra abuela se llamaba Lola Solohans, de madre griega y padre desconocido. Llegó a la Argentina en 1912, a los ocho años, con un grupo de niños europeos huérfanos. La entregaron a un convento de monjas en Buenos Aires, en 1914 la enviaron a otro convento en San Luis, por fin la adoptó una familia de apellido Morales. Le decían La gringa por su pelo rubio y sus ojos verdes. Manubens Calvet la conoció cuando ella fue a vender pan a Villa de Praga, un paraje puntano, y le propuso una relación. Habló con los padres, y les ofreció llevarla para que trabajara en una estancia: Los Paraísos, en Río Cuarto. Ella amasaba pan para el personal, y recibía a Manubens, su pareja y patrón. En 1928 quedó embarazada y dio a luz un varón. Lo anotaron con un nombre falso: Oscar Rodríguez, por el chofer de Manubens”.
Según el relato, Lola y Manubens volvieron a verse varios años después, cuando murió Rodríguez, y el millonario le preguntó: “¿Cómo está el chico?”. Dos días más tarde, Lola recibió la llamada de un abogado que le avisó que se convertía en “dueña de dos propiedades en Río Cuarto: una para vivir con su hijo, y la otra para alquilar y asegurarse un ingreso”. A partir de ese momento, el niño recibió cada mes una suma que le entregaba un colaborador de Manubens. Un tal Castellano.
Lola murió en 1984. Su único hijo, Oscar, murió en 2012. El hombre juró ante sus hijos que su padre había sido Manubens Calvet. Sin embargo, varios sobrinos nietos del millonario aseguraron que “era estéril desde su adolescencia”.
No fue el único supuesto hijo que apareció tras la muerte del hombre. Uno de los más conocidos es Manuel Maidana, un correntino que presentó un DNI con el apellido Manubens Calvet. Fue denunciado por falsificación de documento y condenado a tres años de prisión. Pero poco años después, otro juez revirtió la sentencia y reconoció su identidad, en un trámite que tardó 18 años. Todo es largo en esta historia.
El documento en cuestión, sobre el que plantean la duda de legitimidad, sería un acta en la que Juan Feliciano Manubens Calvet reconoce ante un Juez de Paz de La Lomita de Lafinur, provincia de San Luis, que Manuel Antonio Maidana (hoy Manubens Calvet) es hijo suyo, extramatrimonial, con Julia Maidana.
En 1981 una mujer paraguaya llamada Dolores aseguró ser la única hija de Manubens Calvet. Llegó a Argentina con el apoyo del dictador Alfredo Stroessner, acompañada por el martillero Jorge Norberto Olivero (esposo de la ex funcionaria de la AFI Silvia Majdalani); el obispo de Venado Tuerto, monseñor Mario Picchi; y José Luis Cora, que se jactaba de ser asesor del Vaticano y era en realidad el autor de toda la maniobra. El desenlace: fueron acusados de estafadores y terminaron presos. Picchi tuvo prisión domiciliaria por su edad y a Olivero, que estuvo detenido en Devoto, el ex presidente Carlos Menem lo benefició con una amnistía.
Hasta hace poco, según el Tribunal que lleva la causa, había casi 60 familiares o pseudofamiliares de Manubens Calvet, de cinco provincias, que exigían su derecho a cobrar la herencia.
Según pudo reconstruir La Voz por una tasación de 2017 y los involucrados en la causa judicial, la herencia se dividió en tres partes luego de un acuerdo entre todos los herederos tras 150 denuncias en los últimos dos años. La gran mayoría de los bienes son propiedades rurales y urbanas. El 40% del patrimonio se destinó para pagar a los acreedores por los costos y gastos acumulados a lo largo de cuatro décadas: abogados de la sucesión, la Caja de Abogados, la tasa de Justicia para el Poder Judicial cordobés, peritos, inventariadores y organismos estatales como la Administración Federal de Ingresos Públicos son los destinatarios de esta porción, que podría calcularse cercana a los 90 millones de dólares.
La segunda parte, aproximadamente el 35% del patrimonio, es lo que les quedará a los herederos familiares más conocidos. Se trata de los descendientes de las cinco ramas familiares correspondientes a los cinco hermanos que tuvo Manubens Calvet. Les corresponden unos 79 millones de dólares.
Pero hay algo más extraño aún. El 28,6% del total de los derechos sucesorios de estos parientes fue comprado por un grupo de empresas offshore, que no fueron identificadas por la Justicia. Entonces, los familiares recibirían 56,4 millones de dólares y el resto, 22,6 millones de dólares, iría a estas firmas fantasmas.
Uno de los grandes triunfadores es el correntino Manuel Manubens Calvet (antes Maidana, que nació en los Esteros del Iberá). Negoció una cifra cercana a los 5 millones de dólares. Aunque el examen genético oficial dio como resultado que no era hijo del millonario, se especula con que su participación en la herencia fue una forma que hallaron los familiares de Manubens Calvet de destrabar la causa.
También recibirá casi 6 millones de dólares la familia heredera de Margarita Woodhouse, la pareja de Manubens Calvet durante años, con la cual el terrateniente nunca se casó. Margarita murió en el 2005 en la miseria.
Otros ganadores son los herederos del abogado y juez porteño José Raúl Whittingslow, que recibirán un 15% de la fortuna gracias a un acuerdo que se hizo en los 80, luego de que el abogado descubriera la estafa detrás de la paraguaya Dolores, quien se había presentado como única heredera.
Fuente: Infobae