Un espacio autogestionado que promueve la lectura intergeneracional, los derechos humanos, el deporte social y la construcción comunita, ofreciendo un refugio de esperanza en tiempos desafiantes.

Ubicada en la parte delantera del Club Boulevares, la Biblioteca Popular Nelly Llorens se erige como un cálido y vibrante epicentro cultural, recuperado con pintura, colores y plantas. Conocida cariñosamente como «la biblioteca del barrio», este espacio opera con un sistema de socios, funcionando de manera autogestiva y sostenible gracias al aporte de la cuota social de la comunidad desde hace 10 años.
Para conectar con la comunidad, la biblioteca utiliza principalmente Instagram y WhatsApp, y sus puertas están abiertas los lunes y viernes de 17 a 20 horas, y los miércoles por la mañana de 9:30 a 12:30. Más allá de la circulación de libros, la Nelly Llorens es un centro de diversas actividades intergeneracionales.
Un equipo de aproximadamente 11 voluntarios, sin honorarios, es el motor que sostiene esta iniciativa, abarcando desde tareas concretas hasta el apoyo en la comisión directiva o el suministro de materiales. Lejos de la percepción de que la gente no lee, las responsables afirman que los vecinos sí leen y buscan libros actualizados, mostrando particular interés en la literatura, la historia, la política, la poesía y las novedades. Tras la pandemia, que implicó un proceso de comunicación para recordar su existencia en un barrio tan grande, la biblioteca ha visto un resurgir en la participación de adultos e infancias desde el año pasado.

Destacan la «Hora del Cuento» todos los viernes a las 17:30, donde niñas y niños disfrutan de lecturas, adivinanzas y meriendas. El club de lectura, que se reúne el primer sábado de cada mes, invita a debatir sobre autores y libros, muchos de los cuales se comparten en formato PDF para facilitar el acceso.
Además, ofrecen un taller de tejido cada quince días los lunes y un taller de filosofía los jueves. Próximamente, un taller de teatro está mutando a uno de «soberanía». El calendario también incluye eventos comunitarios como el cumpleaños de la biblioteca en agosto, actividades por la feria del libro en septiembre y el día de los muertos en noviembre.
La biblioteca es mucho más que un lugar para libros; es un espacio que busca «construir la esperanza desde lo cotidiano». Lleva el nombre de Nelly Llorens, una vecina y militante por los derechos humanos que, a pesar de grandes dolores, nunca dejó de escribir, hacer teatro y acoger a quienes necesitaban ayuda tras ser víctima de la última dictadura. Por ello, la biblioteca enarbola las banderas de la verdad, memoria y justicia, promoviendo los derechos humanos en su sentido más amplio y funcionando como promotora de cultura y circulación de palabras.
Un proyecto notable que refleja este compromiso es «La Nelly Editora», una iniciativa para editar pequeños textos en formato de «libro objeto» reutilizando tapas y materiales que de otro modo serían basura, con un fuerte compromiso ambiental. En un contexto actual de noticias desalentadoras, este espacio se convierte en un espacio de construcción de esperanza y de refugio, donde los libros son una excusa para encontrarse, alentarse y fomentar la construcción colectiva y comunitaria, recargando energías para el día a día. La Biblioteca Nelly Llorens es, sin duda, un baluarte de resiliencia y comunidad en el barrio.

En cuanto a lo sucedido el día de ayer, barrio Los Boulevares estuvo de celebración con la destacada presencia de Mempo Yardinelli, quien visitó el Club para compartir su libro «Paraná. Crónicas de un río herido» y dialogar sobre los importantes motivos de soberanía que lo inspiraron a escribirlo.
Esta valiosa iniciativa fue posible gracias a la gestión de Carolina, la presidenta este club con muchos años de trayectoria en el barrio. Ella forma parte de la comisión directiva desde hace 9 años, trabajando junto a un grupo que, si bien ha rotado en roles formales, opera como un equipo único.
La oferta de actividades es amplia y diversa, con un total de 13 actividades disponibles para niños y adolescentes, siendo la mayoría de ellas mixtas. Dos de las propuestas ya se encuentran federadas: gimnasia rítmica y karate. El club es un punto de encuentro diario para al menos 300 personas que transitan por sus instalaciones, lo que evidencia una las ganas de promover cultura y deporte a trevés de la cooperación mutua.